Feministas colombianas pidieron el martes una condena ejemplarizante para un hombre que durante varios años torturó a su pareja (una mujer indígena) y luego pagó para que le lanzaran un ácido en su cara que le causara deformaciones faciales de por vida.
'El caso de esta mujer es uno de los centenares de casos que tenemos registrados en el país de mujeres que han sufrido la misma tortura y persecución por parte de sus parejas sentimentales', indicó en entrevista telefónica la periodista y activista Jineth Bedoya, cabeza visible del movimiento 'No es hora de callar'.
'Esperamos que la condena o en número de años para este hombre sea alta', agregó Bedoya, quien hace 15 años fue secuestrada y abusada sexualmente por paramilitares como represalia a una nota periodística que entonces estaba preparando para publicar en el diario bogotano El Espectador.
La historia de la mujer indígena se remonta a 2005 cuando en una tienda del centro bogotano conoció a Édgar Pinto Valbuena, quien luego de facilitarle dinero terminó teniendo una relación sentimental con ella.
Con el correr de los días, la indígena quedó en embarazó de Pinto, quien le sugirió que abortara, comentario que ella desoyó. Cuando el bebé nació, según la Fiscalía, empezaron los tratos inhumanos de Pinto hacia la mujer, cuyo nombre no fue suministrado por las autoridades por la gravedad de los hechos.
El sujeto en mención 'la encerraba en un cuarto y durante varios días no le daba de comer ni a ella ni al menor de edad', relató la Fiscalía en un comunicado de la víspera.
El reporte oficial añadió que, 'según el propio testimonio de la víctima, el sentenciado la amarraba para someterla a vejámenes sexuales, actos durante los cuales la humillaba recordándole que ella era una indígena, una mujer inferior y (que) nunca podría igualarse a él ya que trataba con un hombre blanco'.
Pinto nunca le permitió a la chica indígena trabajar y las pocas veces que lo hizo (en los cinco años que duró la relación) la buscaba para asediarla y amenazarla.
Constantemente le decía que iba a entregar el bebé a las autoridades para que éstas, a su vez, lo dieran en adopción. También le repetía que si lo abandonaba le haría un 'regalito que nunca olvidaría'.
El hombre nunca se hizo responsable de su hijo, al punto de decirle a la madre de éste que 'era más importante tener plata para comprar cerveza que alimentar a su bebé'.
Cansada de los maltratos de más de cinco años, la mujer optó por abandonar la compañía de Pinto, que un mes después la encontró en un barrio del sur de esta capital y quien ante la negativa de que volviera a su lado la atacó con un cuchillo y le produjo heridas que le produjeron una incapacidad de 15 días.
El 24 de diciembre de 2010 un indigente se acercó a la mujer y le arrojó en su cara un ácido que le produjo graves heridas y desfiguración facial permanente. La Fiscalía estableció que Pinto envió al indigente a perpetrar el ataque.
La indígena, finalmente, pudo tocar las puertas de la Fiscalía, que le brindó su protección, inició un proceso penal contra Pinto y consiguió que éste fuera enviado a una cárcel, en abril de 2013.
El 16 de diciembre pasado, un juzgado penal de la capital colombiana encontró que Pinto era responsable de los delitos de tortura, tentativa de homicidio y lesiones personales. En febrero se conocerá el monto de la condena.
De acuerdo con Medicina Legal, entre enero y octubre pasados fueron documentados 29.063 casos de violencia de pareja contra las mujeres.