La reapertura de la hidroeléctrica de El Quimbo –que en este momento depende de las autoridades judiciales– significaría poner los intereses generales por encima de los intereses particulares. Así lo aseguró este viernes el Gobierno Nacional, una petición reiterada del presidente Juan Manuel Santos que, en efecto, volvió a hacer tras decretar la alerta roja en los ríos Magdalena y Cauca por los bajos níveles de sus caudales.
'Esta central forma parte de un sistema que no se restringe a una empresa generadora de energía, los ambientalistas y los piscicultores del Huila. Por el contrario, forma parte de un sistema que involucra a la principal arteria fluvial de Colombia, a toda la red eléctrica del país y, por tanto, a todas las cadenas productivas que se desprenden de ellos', se lee en las declaraciones.
Y agrega: 'Mantenerla fuera de funcionamiento acarrea graves consecuencias para el medio ambiente, la producción pesquera, el transporte fluvial por el río Magdalena, la generación eléctrica y, en términos generales, la actividad económica del país'.
Apoyados en documentación de ministerios como el de Minas, Agricultura, etc., y organismos ambientales como Emgesa y Cormagdalena, el Gobierno hace alusión a las 10 razones por las que es vital reabrir El Quimbo.
1. Seduciría el riesgo de racionamiento de energía. Esta hidroeléctrica está en capacidad de aportar el 5% de la energía consumida en Colombia. Al estar fuera de funcionamiento en medio del fenómeno de El Niño más fuerte que el país experimenta desde 1997, el resto de embalses deben aportar mayores volúmenes de agua, lo que está provocando la reducción de sus niveles.
Fuente: Ministerio de Minas y Energía
2. Se evitaría que la tarifa de energía siga subiendo debido a la generación térmica. La energía que el país no puede producir en las hidroeléctricas debe ser producida por termoeléctricas alimentadas por combustibles que aumentan los costos de la generación.
Fuente: Ministerio de Minas y Energía
3. La reapertura contribuiría a mantener los niveles requeridos para la piscicultura en Betania. De acuerdo con la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), el caudal mínimo de entrada recomendado para la producción pesquera en Betania –que se alimenta principalmente de las aguas que descienden de El Quimbo– es de 160 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, tras el cierre de la hidroeléctrica, este se redujo de 326 a 132 metros cúbicos por segundo, una cifra inferior a la recomendada. Dado que Betania actualmente genera a plena carga, su nivel ha descendido al 82%. De seguir a ese ritmo, en dos semanas estará por debajo del acordado con los piscicultores para no poner en riesgo su actividad.
Fuentes: Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) y Emgesa
4. Se prevendría la muerte de unas 19.000 toneladas de peces. Al estar estancada, el agua del embalse está deteriorándose por efecto de la descomposición de la materia orgánica en su interior. Cada día que pasa en estas condiciones empeora la situación, pues cuando la hidroeléctrica entre en funciona-miento, grandes cantidades de agua de mala calidad descenderán a Betania y pondrán en riesgo la producción piscícola del embalse, además de la actividad agrícola de las zonas aledañas.
Fuente: Ministerio de Agricultura
5. Contribuiría a mantener el empleo y las exportaciones de tilapia. El cierre pone en riesgo la venta en el exterior de esta especie de pescado, que depende en su totalidad del embalse de Betania. Es-tas exportaciones representan cerca de 40 millones de dólares y generan 3.500 empleos.
Fuente: Ministerio de Comercio, Industria y Turismo
6. Favorecería la navegación por el río Magdalena. La operación conjunta de las hidroeléctricas de Betania y El Quimbo entregaría entre 200 y 300 metros cúbicos de agua adicionales por segundo al río Magdalena. El aumento del caudal elevaría el nivel del río en un punto clave para el transporte de hidrocarburos como Barrancabermeja, donde actualmente presenta 45 centímetros de profundidad, cuando el nivel mínimo para garantizar la navegación es de 1,34 metros.
Fuente: Cormagdalena
7. Evitaría el almacenamiento innecesario de hidrocarburos en la refinería de Barranca-bermeja. Las dificultades de navegación en el río Magdalena están provocando la acumulación de 33.000 barriles de combustóleo (fuel oil) al día en la refinería del puerto petrolero. De seguir esta situación, dos millones de barriles estarían almacenados al terminar febrero, con los sobrecostos que ello acarrearía al país. De hecho, las lluvias de noviembre sumadas a los aportes de El Quimbo al caudal del río durante el mes en que la hidroeléctrica es-tuvo en funcionamiento (del 16 de noviembre al 16 de diciembre) no pasaron inadvertidos: en noviembre fueron transportados 801.162 barriles de combustóleo y en diciembre esta cifra descendió a 388.504 barriles.
Fuente: Cormagdalena
8. Minimizaría el riesgo de desabastecimiento de combustible en la frontera con Venezuela. En la medida en que se presenten restricciones en la navegabilidad del Magdalena, podría ser necesario reducir la producción de gasolina y diésel en Barrancabermeja. Esta situación pondría en riesgo el abastecimiento continuo de combustibles líquidos en las zonas de frontera de los departamentos de Norte de Santander, Cesar y Arauca.
Fuente: Ministerio de Minas y Energía
9. Permitiría a 18 municipios y a la CAM recibir recursos adicionales. La entrada en operación comercial de la central hidroeléctrica El Quimbo permitiría que la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) y 18 municipios de la zona de in-fluencia reciban recursos por concepto de transferencias del sector eléctrico, cuya destinación, de acuerdo con la ley, es la protección del medio ambiente. Se estima que Emgesa aportará anualmente más de 7.000 millones de pesos.
Fuente: Emgesa
10. Significaría un manejo eficiente de los recursos en tiempos de crisis energética. En las actuales circunstancias, El Quimbo descarga 36 metros cúbicos por segundo al río Magdalena, correspondientes al caudal ecológico, un flujo mínimo requerido para garantizar condiciones de vida en el tramo del río que sigue a la presa. Ese volumen de agua podría contribuir a la producción de energía, pero no lo está haciendo en este momento. En otras palabras, es como botar comida en tiempos de hambruna.
Fuente: Ministerio de Minas y Energía