Una media hora se calcula, sobre las 11 de la mañana, que demoraría la ubicación total de los cerca de 750 asistentes que presenciarán en el Teatro Colón de Bogotá la firma del nuevo acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc.
El camino al Colón, ubicado a dos calles del Capitolio y al frente del Palacio de San Carlos, sede de la Cancillería, es un imposible: cierres viales, requisas de las autoridades -más de 700 policías uniformados e incontables de civil haciendo inteligencia- y centenares de asistentes que esperan presenciar el evento en las pantallas gigantescas que se han dispuesto en la Plaza de Bolívar.
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Mientras los negociadores de paz esperan en el Ministerio de Relaciones Exteriores para hacer su ingreso al teatro, ya esperan en las sillas numeradas del centenario escenario -medio lleno a esta hora- las delegaciones diplomáticas, las víctimas, organizaciones sociales, altas cortes, congresistas, directores de medios y altos funcionarios, entre otros.
Entre los costeños que se ha visto ingresar al Colón se encuentran el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano; el senador barranquillero de La U, Armando Benedetti y el expresidente de la Cámara de Representantes, el cordobés liberal Fabio Amín. Además, ya se vio llegar al director de Planeación, Simón Gaviria y hace poco salieron de Palacio Sergio Jaramillo; el viceministro del Interior, Guillermo Rivera y el curtido representante del Polo, Germán Navas Talero.
Arriba, en el escenario, se han dispuesto una veintena de sillas y una mesa para los protagonistas del manuscrito.
La entrada del teatro es custodiada por varias decenas de policías. Los fotógrafos acreditados, entre ellos, el de EL HERALDO en Bogotá, se encuentran a lado y lado del telón, mientras que los periodistas están reunidos en una sala de prensa acondicionada en los patios traseros de la Casa de Nariño.