Compartir:

María Beatriz Giraudo, presidenta de la Asociación Argentina de Siembra Directa, advierte que los problemas que hoy se presentan en el campo colombiano no son exclusivos de este territorio, también se han presentado en su país durante años, por ello, su primer planteamiento es que es necesario que sean reconocidos entre todos para pasar a darles una solución definitiva.

Señala que a raíz de esta problemática en Argentina se empezaron a incentivar las buenas prácticas agrícolas, que hasta hoy han dado resultados positivos, y que decidió compartir con los representantes de la agroindustria colombiana.

'Hace unos 30 años los suelos en Argentina estaban en un deterioro absoluto, la erosión causada por el agua y el viento ponían en grave peligro la posibilidad de que nosotros pudiéramos seguir con nuestra responsabilidad y compromiso de producir, por eso un grupo de productores muy preocupados empezaron a intercambiar ideas para ver cómo solucionarlos, de ahí nació la asociación, en busca de hacer frente a la situación a través de la colaboración', expresa.

El camino que se tomó fue el de la reconstrucción, basados en la ruta de la herramienta directa para lentamente recuperar la microvida y fertilidad del suelo, que además hoy brinda la posibilidad de reducir la cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

'Estos procesos son bastante importantes porque ha habido muchos fracasos en lo que tiene que ver con la adopción de nuevas tecnologías, sobre todo cuando se quiere imponer una misma solución a los problemas sin estudiar las condiciones de cada región', agrega.

Continúa diciendo que 'año tras año veíamos cómo nuestros suelos se iban mejorando y era posible que se pudieran utilizar de mejor manera para dichas actividades, algo que hoy se logró, así como también se dio la posibilidad de avanzar en otras zonas que años atrás habían sido imposibles. Esta alternancia no solo era buena para avanzar en el suelo, sino para el manejo del agua y la captación de otros recursos'.

En la medida en que en su país fueron avanzando y fertilizando estratégicamente cada uno de los cultivos, no solo se duplicó la capacidad en los mismos sino también la eficiencia en el uso del agua por las bondades de las buenas prácticas en dichos procesos.

En consecuencia, la disminución en la erosión del suelo utilizado para estas prácticas en la actualidad es del 90% y la disminución de la evaporación directa del agua lluvia es más del 70%, así como la reducción en un 60% de combustible de uso fósil, que directamente se traduce en menos emisiones de gases de efecto invernadero.

La experta aclara que además de las buenas prácticas agrícolas es necesario trabajar con la ciencia y la biotecnología, que son herramientas claves para dichos procesos, conociendo qué hay dentro de cada cultivo, porque ahora se puede trabajar en terrenos que antes eran impensados y tienen la misma proporción y necesidad de ser adoptados para obtener buenos resultados.

Es enfática al decir que 'este es tal vez uno de los retos que hay que enfrentar, como es la resistencia al cambio climático y el uso de cada vez menos combustibles fósiles'.

Dice además que en su país, como en muchos otros, se lidia con el problema adicional de los grupos anticiencia, un punto favorable para Colombia a la hora de tomar acciones en pro de mejorar las condiciones de las tierras y los cultivos.

Pero más allá de eso, para lograr ser autosostenibles y alcanzar la producción del abastecimiento, se necesitan mecanismos de reglamentación e incentivos que ayuden y promuevan la comercialización.