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Colombia no solo comparte con Venezuela 2.219 kilómetros de frontera, también un comercio binacional que ha dinamizado la economía fronteriza en la que el contrabando también ha sacado provecho, por ejemplo, con el tráfico ilegal de gasolina.

Luego de los controles fronterizos y los acuerdos entre los dos países, los contrabandistas ahora pusieron sus ojos en los alimentos. Uno de ellos, la carne de res.

En los últimos tres años el contrabando de cárnicos se ha incrementado y ese fenómeno no solo afecta la economía colombiana, también la salud de quienes lo consumen porque se hace sin las mínimas medidas de higiene.

En reportes de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) se puede dimensionar la magnitud de este comercio ilegal. En dos años, 2015 y 2016, la entidad aprehendió 434.000 kilos de carne en la frontera, y en los tres primeros meses del 2017, esa misma entidad ha incautado 66.800 kilos.

El auge de este contrabando de carne de res en la frontera tiene dos explicaciones. En el vecino país este producto está subsidiado, además, el diferencial cambiario abarata el valor de esa proteína. Un kilo de carne en Venezuela cuesta cerca de 1.500 bolívares que al cambio colombiano equivalen a $1.000. En Colombia, en un almacén de cadena, 1.000 gramos de carne de res llega a los $15.000.

Ingreso ilegal

Las cifras de las autoridades pueden quedarse cortas no solo por lo extenso de la frontera, también porque para las autoridades colombianas es imposible controlar los 274 pasos fronterizos no habilitados. Lo que sí está establecido es que por los dos puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander cada día ingresan aproximadamente 30.000 personas y se calcula que el 10 % de los visitantes transporta productos cárnicos para su propio consumo o la venta en Colombia, así lo demuestran los registros de la Dian.

También, en las entidades encargadas saben que el ingreso de la carne no solo es para el consumo de familias ubicadas en la frontera, las autoridades han encontrado que este producto es vendido en la Costa Caribe e incluso en ciudades del interior.

La autoridad aduanera y la Policía han determinado que detrás del tráfico ilegal de carne existen bandas delincuenciales, la guerrilla del Eln y disidencias de grupos paramilitares quienes vieron en el tráfico una forma de financiar sus actividades.

Desde hace varios meses, los ganaderos venezolanos han denunciado el hurto de sus animales, incluso, el tema se ha debatido en reuniones binacionales. Las organizaciones al margen de la ley intervienen en toda la cadena, desde el robo de los semovientes en Venezuela, el despiece de la res y parte del transporte.

Las modalidades para ingresar la carne son dos. La primera se hace bajo la estructura del ‘pitufeo’ (pequeñas cantidades) que son distribuidas entre quienes a diario transitan los pasos fronterizos y que luego son vendidas en pequeños establecimientos comerciales de la frontera a un bajo costo: carnicerías, restaurantes. 'Utilizan a cualquier persona para el ingreso de estos productos', reconoció la directora de Gestión de Aduanas de la Dian, Claudia María Gaviria.

La otra modalidad es el transporte en cantidades superiores a los cinco kilos. Los contrabandistas lo hacen a través de vehículos de transporte de pasajeros o de carga en compartimentos en los que se pueden transportar otros productos como gasolina. En marzo, la Dian encontró en Puerto Carreño (Vichada) 40 kilos de carne almacenada en cuatro canecas de aceite para motores diesel y que sería comercializada en restaurantes de esa zona.

El tráfico ilegal de carne es un negocio lucrativo y para la Dian no hay duda de que detrás de este hay mafias que están jugando con la salud de los colombianos. 'Estos temas están en manos de la Fiscalía y esa entidad tendrá que determinar quiénes lideran esas organizaciones', resaltó la directora de Gestión de la entidad aduanera.