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La Fiscalía General de la Nación capturó a los padrinos de Sara Salazar Palacios, la niña de tres años de edad asesinada, violada y torturada en Armero-Guayabal en el Tolima.

Se trata de Johana Guerra y Edilberto Rojas, quienes tenían la custodia de la menor y a los que en días pasados se les había realizado unas pruebas científicas.

La Fiscalía les imputará cargos por tortura agravada, homicidio agravado y acceso carnal violento.

La captura se da luego de que la Fiscalía alistará días atrás las órdenes de arresto de los presuntos responsables del asesinato.

El Fiscal General, Néstor Humberto Martínez, había señalado que este hecho no quedaría en la impunidad y que por ello realizarían las investigaciones pertinentes empezando por las personas cercanas a la menor, ente quienes estaban varios de sus familiares.

'Dependemos de las pruebas forenses que se han dispuesto y hay una línea de investigación muy avanzada que ojalá nos permita en el corto plazo mostrar la autoría de este crimen que no va a quedar en la impunidad', había dicho Martínez.

El caso no sólo investiga la muerte de la menor y la violencia sexual, sino todo el tipo de violencias que presenta el cuerpo en este caso.

Los resultados de la necropsia practicada a la menor arrojaron como resultado que su cuerpo tenía múltiples señales de abuso sexual y maltrato infantil tanto reciente como antiguo, así como un bajo peso y malas condiciones generales.

Medicina Legal señaló que la causa de la muerte de Sarita se dio por un trauma craneano, derivado del maltrato infantil y explicó que su muerte se considera un homicidio.

Por su parte, la vicefiscal general de la Nación, María Paulina Riveros, detalló que con la necropsia realizada se pudo establecer que, 'más allá de un eventual accidente, la niña presentaba signos de maltrato reiterados, por eso hablamos de un trauma encefálico no craneoencéfalico en el que, técnicamente nos explican los médicos, hubo signos de maltrato reiterado que habrían afectado el cerebro de la niña, y que seguramente se habían producido por la figura de zarandeos permanente y maltrato, además de otras figuras y señales de maltrato, como en sus manos y en otras partes del cuerpo que han permitido establecer que no se trató de un accidente momentáneo, sino que venía siendo objeto de maltrato'.