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En intimidad, sin cámaras y en medio de la polémica, avanza el proceso de exhumación de los restos de al menos 93 víctimas de la masacre de Bojayá, Chocó, ocurrida el dos de mayo de 2002.

Se trata de un proceso que inició el pasado cuatro de mayo en el cementerio de Bojayá, que busca dar plena identificación de los cadáveres y hacer la entrega individual de los restos a sus familiares.

Esto, porque en el pasado se hizo una entrega colectiva y porque se busca iniciar el proceso de reparación de las víctimas.

Hasta el momento, según informó la Fiscalía, ya se han recuperado 34 cadáveres y se espera que en las próximas dos semanas sean exhumados 32 cuerpos restantes en ese cementerio, mientras que cuatro más se recuperaron del municipio de Vigía del Fuerte.

Igualmente, hace falta la exhumación de dos cuerpos más serán exhumados en la población de Pogue (Chocó), y de nueve integrantes del Bloque Elmer Cárdenas de las Autodefensas que perecieron durante los combates con las Farc que antecedieron la tragedia.

El director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, señaló que los cuerpos a exhumar 'están por un número superior a los 93'.

'Las exhumaciones en Bojayá están en buen curso. Hemos tenido dificultades por el clima, pero respecto del instituto de Medicina Legal esta toda la organización lista para recibir los cuerpos que ya se empiezan a recuperar y a iniciar el trabajo científico para lograr la plena identidad', dijo.

Ahora bien, este proceso de exhumaciones se ha hecho en completa intimidad ya que el Comité por los derechos de las víctimas de Bojayá expidió un Protocolo de Manejo de Comunicaciones en el que solicitan 'a todos los medios de comunicación, periodistas y comunicadores independientes o empleados, académicos y demás personas externas a la comunidad de abstenerse de filmar, tomar fotografías, grabar, escribir o realizar entrevistas individuales a las familias, o a cualquier persona vinculada con el proceso de la exhumación, entrega de los cuerpos, y ceremonias relacionadas'.

El protocolo señala que se trata de un acto de respeto a sus creencias y cultura y que será dicho Comité 'quién determine qué información es reservada y qué información es pública'.

'Cuando se produzca información referente al proceso de los acuerdos suscritos entre el Gobierno y las Farc sobre Bojayá esta información deberá ser revisada, retroalimentada y avalada para su publicación por el equipo vocero delegado para comunicaciones del Comité', agrega el protocolo.

El Comité indicó que solo con el apoyo de las Naciones Unidas se hará registro de las exhumaciones, ceremonias y entrega de cuerpos y que, posteriormente, decidirá cuáles se podrían publicar y cuáles no.

Además, se le solicitó a la Policía de Bellavista que ayude a que se respete este protocolo en el cementerio de Bojayá y las Bóvedas temporales donde reposarán los restos de las víctimas mientras son trasladados a Medicina Legal.

Este protocolo ha generado polémica, puesto que en días pasados la periodista Patricia Nieto explicó en el portal VerdadAbierta.com, cómo durante varios días no le fue permitido cubrir el proceso de exhumación y que fue retirada de una misa en memoria de seis víctimas que se realizó el pasado 12 de mayo cuando sacó su libreta de apuntes.

'Yo decidí asistir a la misa ofrecida para honrar a las seis personas cuyos cuerpos fueron exhumados durante ese día. Tan pronto abrí mi cuaderno para tomar apuntes, Yuver Palacios me abordó y de manera agresiva me ordenó salir de la ceremonia. Para él y para José del Carmen Valencia, a quien acudí en vista de la agresión, las libretas y los lápices (así como las grabadoras y las cámaras), están prohibidos en Bojayá', señaló Nieto en la publicación.

En un comunicado de prensa, el Comité de Víctimas de Bojayá señaló que el Protocolo se expidió para garantizar el duelo de una comunidad que ha sido víctima del conflicto armado durante años.

'Hacer nuestro duelo, como víctimas de Bojayá, implica momentos de intimidad, pues el poder llorar, cantar y rezar a nuestros mártires es un derecho que nos deben respetar, pues no nos imaginamos vivir este momento en medio de cámaras en nuestra nuca', dice el texto.

El vocero el Comité Leyner Palacios ha indicado que no se trata de censurar a la prensa, sino que necesitan un momento de intimidad y duelo, y que buscan que las historias de Bojayá se cuenten desde la perspectiva de las víctimas y de sus apuestas de vida.