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La versión final del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Farc firmada en Bogotá el 23 de noviembre del 2016 después de años de negociaciones en La Habana representa una meta histórica, y al mismo tiempo el comienzo de un nuevo camino hacia la resolución de un conflicto que ha causado 250.000 muertos y cerca de 8 millones de víctimas a lo largo de más de 52 años.

La Unión Europea (UE) ha seguido con mucha atención los últimos acontecimientos en el proceso de paz en Colombia, en particular la campaña y los resultados del plebiscito del 2 de Octubre 2016 sobre la primera versión del acuerdo de paz.

Desde el punto de vista de la ciencia política, los plebiscitos pueden ser instrumentales para garantizar que decisiones transcendentales para un país sean compartidas y legitimadas no sólo por los actores político- institucionales directamente involucrados sino también por la sociedad civil y los ciudadanos en general.

Sin embargo, aunque los gobiernos a menudo los apoyen para legitimar su decisiones, los plebiscitos pueden tener resultados imprevisibles dependiendo de muchos factores, como la calidad de las informaciones proporcionadas al público sobre los contenidos de las preguntas de la consulta o la fecha escogida, que obviamente incide sobre la duración y el desempeño de la campaña refrendaría.

El plebiscito sobre la salida del Reino Unido de la UE alias la 'Brexit' es un ejemplo paradigmático de como la decisión de un gobierno de promover un plebiscito de hecho pueda desembocar en resultados contraproducientes para el propio gobierno y las políticas que él desea sacar adelante.

En el caso de Colombia, afortunadamente la derrota del 'Sí' en el plebiscito por la paz no ha resultado en una interrupción del proceso de paz, mas bien ha obligado el gobierno a renegociar el acuerdo con las Farc con el fin de hacer frente a las críticas planteadas por las fuerzas políticas que habían manifestado su apoyo al 'No'.

En este sentido, aunque la versión final del acuerdo de paz incorpore muchas de las modificaciones que pedían los votantes por el 'No', por ejemplo una reducción en la financiación al partido de las Farc y mas detalles sobre el funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), no hubo cambios con respecto a la posibilidad que los jefes guerrilleros accedan a cargos electivos, uno de los puntos mas importantes para las Farc.

Desde el comienzo, la UE ha acogido con agrado los esfuerzos de las autoridades Colombianas en el ámbito del acuerdo de paz con las Farc, lo que no sorprende considerando que Colombia es un partner político, estratégico y comercial importante para los países Europeos.

El diálogo entre Colombia y la Unión Europea sobre temas de interés común se institucionalizó ya en 1996 con la Declaración de Roma en el marco de la cooperación entre UE y Comunidad Andina, y se consolidó con un Memorándum de entendimiento que establece un mecanismo de consultas bilaterales entre Colombia y UE firmado en 2009.

En el mismo año se lanzó también el diálogo bilateral sobre derechos humanos, seguido en 2013 por un acuerdo comercial entrado en vigencia en 2013 que apunta a facilitar el comercio y la inversión entre las partes asegurando el respeto de los derechos humanos fundamentales y de los principios democráticos.

Desde 2002, la UE y sus estados miembros han respaldado el proyecto de consolidación de la paz en Colombia con 1.500 millones de euros destinados a actividades de desarrollo local, consolidación y participación democrática, apoyo a las víctimas del conflicto.

En tiempos recientes, el apoyo de UA al proceso de paz en Colombia se ha concretizado en el nombramiento de un Enviado Especial de la UE para el Proceso de Paz en Colombia y en el empeño de la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, a seguir personalmente las etapas del proceso siguiendo en contacto con los interlocutores colombianos antes y después de la firma del acuerdo de paz.

El 12 Diciembre 2016 en presencia de Federica Mogherini y de Juan Manuel Santos se firmó el acuerdo constitutivo del 'Trust Fund' para el posacuerdo en Colombia, un fondo de 95 millones de Euros puesto a disposición por la UE y 19 de sus estados miembros para apoyar la implementación del acuerdo entre el gobierno Colombiano y las Farc en particular en las zonas rurales mayormente afectadas por el conflicto.

Adicionalmente, por medio de su 'Instrumento en pro de la Estabilidad y la Paz ' la UE está financiando 13 proyectos en el territorio nacional, cuatros de los cuales dedicados a la desvinculación de los niños soldado de las filas de la guerrilla, uno entre los temas considerados prioritarios por los países miembros de la Unión.

Muchos son los retos nacionales e internacionales a los que Colombia tendrá que enfrentarse en los próximos años, como las incógnitas sobre el Eln, el neoparamilitarismo y el crimen organizado, la lucha al narcotráfico, las crecientes preocupaciones por los recientes acontecimientos en Venezuela y sus consecuencias. Sin embargo, no obstante las dificultades objetivas que conciernen a la implementación del acuerdo de paz, el fin del conflicto entre el gobierno de Colombia y las Farc es un logro importante cuya transcendencia supera las fronteras nacionales.

Lo que está en juego en el posconflicto no es sólo la implementación del acuerdo de paz en Colombia; una transición pacífica a una nueva orden política e social en Colombia podría volverse en un mensaje poderoso para otros conflictos en el mundo, ya que muestra que una guerra larga y brutal puede encontrar un fin negociado y una administración inclusiva de la justicia transiciónal puede asegurar el compromiso y el regreso a la vida civil de los ex-guerrilleros. Por esta razón la Unión Europea y la comunidad internacional en general seguirán ocupándose y apoyando el camino de Colombia hacia la reconciliación nacional.