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Los habitantes del corregimiento Los Milagros, del municipio caucano de Bolívar, Cauca, sacaron tiempo en medio de sus labores cotidianas para acompañar a los familiares de Yuliana Samboní, al cumplirse un año de su trágica partida.

A pesar del paso del tiempo, ellos no olvidan la forma como el arquitecto Rafael Uribe Noguera segó la vida de su pequeña, la misma que siendo aún una niña partió de esta población al lado de sus padres buscando mejores oportunidades laborales y económicas en la Capital del país.

Por eso hoy, en este triste aniversario, salieron a recorrer las calles de este poblado, como forma de solidarizarse con la familia de la pequeña, la cual regresó pero con la existencia de Yuliana truncada.

También lo hicieron como forma de rechazar esta mortal agresión, de recordarle al país que hay una comunidad que aún lamenta la partida de su pequeña y que celebran como un triunfo la reciente decisión de la justicia de aumentar los años de cárcel al responsable de esta tragedia. Se expresaron con gritos, pancartas, pañuelos blancos. Yuliana, por un momento, volvió a estar presente en sus corazones.

'Los pobladores de las quince veredas que conforman Los Milagros hicieron lo posible por participar, ya que muchos estaban trabajando en sus cosas, pero lo importante es que no se dejó pasar esta fecha, que aún es triste para nosotros. Yuliana es hija nuestra, por eso fue dolorosa esa noticia que vivimos por completo, porque ella salió con su familia por las mismas condiciones adversas que enfrentamos como campesinos. Tras realizar un desplazamiento por el pueblo, participamos en una misa en el cementerio de El Tambo, donde ella descansa', explica Einer Zúñiga, presidente de la Junta de Acción Comunal de este corregimiento.

Tras esta ceremonia, y como un acto ya un poco más familiar, a las 8:00 de la noche de hoy se cumplirá otro acto religioso en la finca donde actualmente reside la familia Samboní, al lado de primos, tíos y seres queridos, quienes viven de la agricultura. La quinua, el lulo, tomate, uchuva son algunos de los productos de la tierra que comercializan estos habitantes en localidades vecinas de Nariño o en el propio casco urbano de Bolívar. El padre de la pequeña vive de esta economía agrícola.

'Salimos adelante, estoy trabajando al jornal en fincas de acá de Los Milagros, mi esposa cuida a Julián Andrés en casa, mi otra niña está estudiando en el hogar infantil de El Tambo, la vida sigue…no ocultamos la tristeza por lo que pasó, no es fácil ver partir a la niña que nos daba alegría y más en la forma cómo nos la quitaron… la gente acá nos acompaña, nos ayudan, es más llevadera la tragedia', dice Juvencio Samboní, quien decidió radicarse de nuevo en esta población con su seres queridos tras la tragedia. Participó con sus seres queridos del acto religioso.

Para Gersaín Galíndez, profesor de esta vereda que se unió a la conmemoración, la misa también fue un medio para pedir más protección a los pequeños del país, de brindarles seguridad, una mejor educación, excelente alimentación para que estén asegurados sus futuros.

'Al recordar a Yuliana estamos exigiendo que pare la violencia a nuestros niños, que si alguien se atreve hacerles daños, exista una justicia que castigue rápido, eso fue una de las peticiones que realizamos en las oraciones ante el alta que edificamos en el campo santo', agrega el docente, director del Centro Educativo de la vereda.

Cumplida la ceremonia, los pobladores regresaron a sus actividades cotidianas, mientras que la tumba de Yuliana fue renovada con más flores, señal de que está presente en la memoria de mucha gente que pide que cese la violencia contra los niños en Colombia.