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Nos trajimos al Macondo con nosotros y no nos dimos cuenta', afirma William Sarabia Ospino al describir todo lo que ha tenido que experimentar con sus cinco sentidos durante 500 días, junto a otros 57 colombianos que permanecen detenidos en Caracas.

El hombre, que es nativo de Campo de La Cruz, Atlántico, asegura que lo vivido estando privado de su libertad 'solo se parece a un cuento de Gabriel García Márquez', debido a las situaciones 'inimaginables' por las que han atravesado estando privados de la libertad.

'Desde el 8 de septiembre de 2016 estoy preso junto a otros colombianos por algo que no sabemos. Somos 58 seres humanos que estamos privados de la libertad por la absurda idea de un hombre', dice Sarabia de 50 años.

Un solo plato de comida a las tres de la tarde durante estos 16 meses ha sido su sustento. 'El menú ha cambiado tres veces en todo este tiempo', asegura el campero. 'Un plato de pasta blanca los primeros cuatro meses, al tiempo, una taza de agua saborizada con caldo de pollo y últimamente un plátano sancochado'.

Esa dieta por 500 días, que se cumplen hoy domingo, ha llevado a los 58 colombianos, 53 de ellos costeños, 'a un alto grado de desnutrición', según determinó un reciente informe del instituto de Medicina Forense en Caracas.

'Tengo mis documentos en regla'. Sarabia Ospino cuenta que 'estaba vendiendo chucherías en la redoma de Petare (el barrio al noreste de Caracas considerado el más grande de América latina), hasta allí llegaron unos policías y me pidieron mis documentos. No temí a nada porque los tengo en regla, llevo viviendo en Venezuela más de 25 años y estoy legal'.

'El policía me dijo que necesitaban llevarme a una estación de Policía para verificar que no tuviera antecedentes penales, que apenas lo hicieran me dejaban libre. Pero eso no fue así', relata Sarabia, quien dice ser padre de familia y tener dos hijas venezolanas de 6 y 14 años. Hace una pausa, como tratando de recordar y lanza: 'Yo los escuché cuando me conducían en el carro; decían que ya faltaban pocos colombianos para lograr el positivo'.

La tarde del primero de septiembre Nicolás Maduro anunció los resultados de un operativo policial adelantado en Caracas contra 'un campamento de paramilitares colombianos'.

'Hemos estado con la Operación de Liberación del Pueblo, OLP, capturando mercenarios. En la zona norte de Caracas, barrio El Manicomio, capturamos un campamento de paramilitares colombianos con 92 personas a 500 metros del Palacio de Miraflores', detalló el mandatario venezolano.

Una equivocación

Según el relato de varios de los detenidos, las detenciones se dieron en varias partes de la capital venezolana, con lo cual desmintieron lo dicho por el presidente Maduro, de que todos estaba en un campamento cerca a la sede del gobierno central.

'Una vez que se completaron 92 colombianos detenidos en la sede la sede del comando de la División Nacional contra la Delincuencia Organizada en Caracas, permanecimos allí a la intemperie por 26 días. Allí nos llovió, aguantamos sol, dormíamos en el suelo, no comíamos. No sabíamos que pasaba', narra Sarabia.

La noche del 24 de septiembre un grupo de policías le informó al grupo que se había dado la orden para su deportación. Los subieron a unos buses con destino a San Cristóbal (estado Táchira).

Estando en ese estado fronterizo con Colombia, en el comando de tránsito de la Policía Bolivariana en San Cristóbal los detenidos permanecieron allí 13 días. Una noche, uno de los policía le comentó a los colombianos que había 'una equivocación' en todo el proceso contra ellos, que no iban a ser deportados, sino regresados a Caracas donde 'serían puestos en libertad'.

El grupo de 92 se redujo a 58 en el sitio de reclusión en el que fueron colocados cuando regresaron de San Cristóbal, que no es más que un galpón que funciona como cárcel en el comando de tránsito de la Policía Nacional Bolivariana, al suroeste de Caracas.