Compartir:

El obispo de Tibú, Monseñor Ómar Sánchez Cubillos, rechazó que tras el acuerdo de paz, la región del Catatumbo (Norte de Santander) siga siendo víctima de enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional  (Eln) y Ejército Popular de Liberación (EPL).

'El Catatumbo sigue escribiendo páginas de violencia y guerra, es un largo libro que todavía está pendiente de terminar y hoy ha abierto un nuevo capítulo con una confrontación inédita entre el Eln y el EPL donde la población se convierte en víctima de estos hechos', afirmó el obispo.

Según Sánchez Cubillos, luego de la desmovilización de las Farc se 'desestabilizaron los controles del territorio' y estas dos guerrillas empezaron a acumular 'malestares' que los han ido llevando a la declaración de la guerra.

Desde el 15 de abril el Catatumbo vive un paro armado decretado por el EPL sin fecha de terminación por lo que, de acuerdo con Monseñor Sánchez, 'esa inestabilidad ha generado que quedemos confinados porque es inusual la razón del paro y más aún que no sepamos lo van radicalizar'.

Así mismo, indicó que en este momento la región es dominada por la violencia y el miedo. 'Desafortunadamente se constata que quien domina el territorio con las armas puede determinar quién sale, quién entra, quién trabaja, quién vive o quién muere; es la desdicha de los territorios como estos que termina siendo de quien tiene el arma más poderosa o es capaz de hacer más daño', añadió el vocero de la iglesia católica.

De igual manera, Sánchez manifestó que lo que sucede en el Catatumbo llevará muy pronto a la 'quiebra' de la economía y al rompimiento de muchos procesos sociales que se venían adelantando en esta región.

Finalmente, el obispo de Tibú hizo un llamado urgente al Estado y de manera particular a la Defensoría del Pueblo para que hagan presencia y respondan de manera efectiva ante el inminente desplazamiento de los habitantes de estos territorios.

'Yo creo que el Estado colombiano, particularmente la Defensoría del Pueblo tendría que hacer una gran presencia y una estrategia muy contundente porque pueden surgir aquí temas grandes de una tarea humanitaria para quienes vayan finalmente desplazándose (…) debemos como Estado o como Iglesia, en lo que nos toca a nosotros, ayudar a preparar a las comunidades para tener mecanismos de protección muy claros, como lo estamos haciendo desde las diócesis en escuelas y en algunos cascos urbanos de estos corregimientos', concluyó Sánchez.