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El presidente Juan Manuel Santos no descarta llegar a un acuerdo de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) antes de que abandone el cargo, el próximo 7 de agosto, si bien ha subrayo que depende de la voluntad de la guerrilla, con la que el Gobierno lleva negociando más de un año.

Las conversaciones de paz con la segunda guerrilla de Colombia comenzaron el 8 de febrero de 2017 en Quito con el objetivo de que el ELN asumiera algunas partes del acuerdo suscrito un año antes con las Farc --otrora la primera guerrilla, ahora disuelta-- y llegar a un pacto propio en los demás asuntos.

Santos aspiraba a alcanzar esta 'paz completa' antes de salir de la Casa de Nariño. Sin embargo, el diálogo apenas ha avanzado. Su mayor logro fue una tregua bilateral que estuvo vigente entre el 1 de octubre y el 9 de enero y que al terminar dio paso a una ola de atentados que obligó a suspender las negociaciones, reanudadas esta misma semana.

'Me gustaría avanzar lo más rápido posible', ha dicho Santos en una entrevista concedida a Europa Press en el marco de su gira europea. 'Nosotros estamos listos', ha asegurado. 'Si realmente el ELN quiere avanzar rápido, pues vamos a avanzar rápido. Inclusive no descartaría, si hay voluntad por parte de ellos, que logremos un acuerdo completo. Son tres meses, si nos lo proponemos, se puede lograr', ha afirmado.

No obstante, al mismo tiempo ha admitido que 'no es realista' y ha señalado como principal 'obstáculo' la propia estructura del ELN, un grupo armado 'federal' en el que hay que poner de acuerdo a todas las facciones. 'Tienen una forma de tomar decisiones que es demoradora', ha explicado.

Además, 'hay unas líneas rojas, como sucedió con las Farc'. 'Nosotros no vamos a renunciar a nuestro modelo de desarrollo, ni a la propiedad privada ni a nuestro sistema democrático y tampoco podemos negociar en ciertos aspectos nada diferente a lo que negociamos con las FARC, por ejemplo, en justicia transicional', ha indicado.

La meta, por tanto, es 'avanzar lo máximo posible' y, en el plazo inmediato, pactar un nuevo alto el fuego para 'salvar vidas' y facilitar el diálogo. Santos confía en que el ELN declare otra tregua, como es habitual, de cara a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el 27 de mayo. El reto del Gobierno es conseguir que sea 'permanente'.

'Los acuerdos son para cumplirse '

Durante sus ochos años de Gobierno, Santos ya ha firmado la paz con las FARC. Los acuerdos cumplen su primer año de vida y lo hacen con grandes logros --'las FARC ya se desarmaron, ya se desmovilizaron, ya participaron en unas elecciones'-- y cierta incertidumbre.

Las propias FARC han identificado como una grave amenaza al proceso de paz la detención de 'Jesús Santrich', uno de sus líderes, el pasado 10 de abril en Bogotá por mantener el tráfico de drogas hacia Estados Unidos una vez firmado el acuerdo de paz. Los ex combatientes han exigido su liberación por considerar que se trata de un montaje judicial.

Los textos de La Habana crean una justicia transicional para juzgar a los máximos responsables por los crímenes más graves del conflicto y contemplan sanciones alternativas a la cárcel para quienes confiesen o en el peor de los casos hasta 20 años de prisión. 'El que delinca después de haber firmado el acuerdo se va a someter a la justicia ordinaria', ha recalcado Santos.

'Y eso no tiene excepciones', ha enfatizado, a pesar de que el caso de 'Jesús Santrich' ha tenido 'repercusiones' por tratarse de un alto cargo de las FARC. Santos ha garantizado que se respetarán sus derechos y ha destacado que el Gobierno ha tenido un 'gesto humanitario' al trasladarle a la sede de la Conferencia Episcopal en Bogotá para que se recupere de la huelga de hambre que inició para lograr su liberación.

Otra de las preocupaciones de las Farc es la matanza de activistas, líderes sociales y ex guerrilleros que se ha producido en el último año. Los antiguos insurgentes temen que su partido político corra la misma suerte que el surgido de la guerrilla del M19 tras su disolución, que fue exterminado.

'Por ningún motivo vamos a permitir que algo ni siquiera parecido se pueda producir', ha aseverado. Santos ha sostenido que acabar con estos asesinatos selectivos es una de las 'prioridades' del Gobierno y ha recalcado que él mismo está implicado personalmente a través de la Comisión de Garantías de Seguridad.

El escepticismo entre los colombianos juega también en contra de la paz. Santos lo achaca a 'las mentiras y tergiversaciones' a las que ha estado sometido el proceso: 'Que el comunismo iba a llegar a Colombia, que el 'castro-chavismo' se iba a tomar el país, que las FARC tenían ingentes cantidades de dinero para comprar las elecciones...'.

'En la medida en que la verdad sale y la gente se da cuenta de que todos esos fantasmas eran eso, fantasmas que nada tienen que ver con la realidad, van apreciando la importancia de vivir en paz, sobre todo en las zonas que sufrieron el conflicto directamente', ha considerado.

Una paz 'irreversible'

Santos se ha mostrado seguro de que la paz con las FARC es 'irreversible', a pesar de todas estas dificultades y de las turbulencias electorales. El candidato presidencial de la coalición conservadora, Iván Duque, a quien las encuestas sitúan como favorito, ha prometido modificar los acuerdos de paz en cuestiones clave como la justicia transicional.

'Los acuerdos no se pueden modificar', ha espetado Santos, interrogado por las proclamas 'uribistas'. 'La Corte Constitucional emitió un fallo que dice que durante tres periodos presidenciales ningún gobierno puede hacer aprobar una ley, una reforma constitucional o expedir un decreto que vaya en contra del cumplimiento de los acuerdos', ha aclarado.

'Nadie los va a echar atrás', ha sentenciado. Aunque 'puede ser muy popular en un momento de campaña' prometerlo, 'no tendrán los instrumentos jurídicos ni políticamente será aceptable por la comunidad internacional', ha esgrimido. Además, 'sería irracional': '¿Las FARC se van a volver a armar? ¿les vamos a devolver los fusiles para que se echen al monte?'.

'Yo confío plenamente en que la paz está blindada y que lo único que hay que continuar es la construcción de la paz', ha declarado. Para ello, serán fundamentales los planes de desarrollo con los que el Gobierno pretende volver a llevar la normalidad a las comunidades castigadas por más de medio siglo de guerra.

El país está inmerso en una 'revolución' de las infraestructuras valorada en 40.000 millones de dólares para dotar a esos lugares de instalaciones de educación y sanidad, entre otras. 'Colombia está en construcción' y 'tomará tiempo' concluir lo empezado porque 'la construcción de la paz no se logra de un año para otro', ha insistido.

Santos es consciente de que no verá completada la obra de la paz, sobre todo porque, cuando ceda la vara de mando el 7 de agosto, pretende 'consentir' a la nieta que viene en camino (la primera) y dedicar tiempo a todo lo que no ha podido en estos ocho años. Saldrá definitivamente de la esfera pública.

'Estaré disponible siempre para servir a la patria', ha matizado, 'pero los presidentes que dejan el poder lo que no deben hacer es tratar de mantener el poder. Yo no voy a tratar de mantener un pedacito de poder porque cada uno tiene su turno. El próximo presidente puede estar tranquilo de que por lo menos de mi parte no va a haber interferencias'.