Perú declaró estado de emergencia por 60 días en la frontera con Colombia por la inseguridad en la zona ante la presencia de bandas narcotraficantes y disidencias de la exguerrilla FARC.
El presidente Martín Vizcarra informó el lunes que el estado de emergencia 'es porque había problemas de seguridad por incursiones de ciudadanos de Colombia', por lo que 'se dispuso un trabajo de inteligencia que determinó la necesidad de una operación para ratificar la presencia del Estado'.
'Somos firmes, somos claros, vamos a defender la soberanía y nuestro territorio, vamos a usar el poder de la fuerza para hacerlo, adicionalmente queremos llegar con desarrollo', enfatizó.
El área declarada en emergencia es la provincia amazónica de Putumayo, donde se encuentra la ribera derecha del río Putumayo, que divide los territorios de Perú y Colombia, y pertenece a la región de Loreto, la más grande del territorio peruano.
Narcotraficantes colombianos se disputan el lugar para traficar cocaína que tiene destino final Estados Unidos o Europa.
El presidente Vizcarra señaló que este lunes, en el primer día de la declaratoria, las fuerzas armadas peruanas 'en coordinación' con sus pares colombianas procedieron a una 'intervención' en la zona.
'Se ha detenido a más de 50 personas, la mayoría colombianos que incurrían en prácticas ilícitas de narcotráfico', señaló.
El estado de excepción, que se publicó el domingo en la gaceta oficial y entró en vigencia este lunes, señala que quedan suspendidos los derechos constitucionales relativos a la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad de domicilio y la libertad de reunión y de tránsito en el territorio.
En respuesta, el ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas, dijo a la prensa que la declaratoria de emergencia fue analizada hace tres semanas con las autoridades peruanas.
'Estamos reconocidos de que ese país despliegue diferentes recursos para combatir todo tipo de amenazas en esa frontera', aseguró Villegas.
El funcionario sostuvo que Perú, al igual que Ecuador, sufre la 'amenaza' de los grupos disidentes de la disuelta guerrilla FARC y de organizaciones que trafican droga.
'La cooperación con Perú no puede ser mejor, mantenemos diálogos permanentes entre las autoridades de ambos países', agregó.
El que fuera el grupo guerrillero más poderoso de América, que por medio siglo fracasó en su intento de tomarse el poder en Colombia, se desarmó y transformó en partido político como parte del acuerdo de paz suscrito a finales de 2016.
El grueso de la guerrilla, unos 7.000 combatientes, depuso las armas aunque varios cientos de rebeldes se apartaron de las negociaciones de paz.
Según inteligencia militar, los disidentes operan sin mando unificado y cuentan con un pie de fuerza de 1.200 combatientes distribuidos en territorios claves para el narcotráfico o la minería ilegal.