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La exrepresentante a la Cámara por el Partido Liberal, Clara Rojas, entregó ante la JEP su informe oral por el secuestro que padeció durante seis años a manos de las Farc, en el que quedó embarazada de su hijo Emmanuel, a quien le arrebataron de sus brazos siendo un bebé y quien luego milagrosamente fue hallado.

Rojas dio sus declaraciones ante la Sala de Reconocimiento en el marco de los informes escritos y orales que rinden los políticos víctimas de plagios por parte de la desmovilizada guerrilla.

En medio de la diligencia, la entonces jefa de debate de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, admitió que algunos jefes de las Farc le pidieron perdón pero advirtió que el detenido excomandante sucreño, Jesús Santrich, nunca lo ha hecho: 'Quiero reconocer que algunos miembros de las Farc me han pedido perdón, como Martín Sombra, y el médico que me atendió en el parto. Pastor Alape me dio las gracias por ir a Cuba, y uno de los voceros de las Farc me agradeció el apoyo a los proyectos de paz cuando yo era representante. Pero Jesús Santrich, en septiembre de 2014, hizo público un artículo sobre mi persona en el que indicaba que yo no había sido víctima de secuestro sino que había pedido que me secuestraran, y este personaje nunca ha pedido perdón ni se ha retractado'.

Y añadió al respecto: 'Me preocupó que las Farc estuviesen pensando desconocer a las víctimas, no sé por qué querían volverme a mortificar de esa manera, después de todo el daño que ya me habían causado años atrás'.

Inició su relato Rojas, plagiada del 23 de febrero de 2002 al 10 de enero de 2008, contando que 'el 22 de febrero de 2002 llamé a Ingrid y le dije que había riesgo en viajar al Caguán, y ella me dijo que si me daba miedo me podía quedar. Accedí a acompañarla al día siguiente. Y yo ya la había acompañado a viajes similares. Pensé ingenuamente que no nos pasaría nada'. 

Luego, narró la manera como les comunicaron que les quitarían la escolta y los helicópteros desde Florencia: 'El jefe de seguridad de la candidata nos explicó que viajaríamos en helicópteros del Ejército, pero para mi sorpresa, después de una llamada, el jefe de seguridad dijo que la escolta no la acompañaría hasta el Caguán ni habría helicópteros'.

Así mismo, contó un episodio en el aeropuerto de Florencia, donde el entonces presidente Andrés Pastrana -quien ese día iba a hacer presencia en el Caguán para retomar con la fuerza pública la fallida zona de distensión- se niega a saludar a la opositora Betancourt: 'Llegó el presidente Pastrana al aeropuerto y salimos a saludarlo, pero no saludó a Ingrid, a pesar de que se conocían y eran amigos. La ignoró'.

Sigue su historia quejándose de la especie de abandono en que las dejó el Gobierno en ese momento: 'Ni escoltas ni helicópteros o transporte seguro para la candidata ni mucho menos para las personas que trabajábamos con ella. Seguimos en la carretera casi desierta hacia San Vicente del Caguán desde el aeropuerto de Florencia. Y 45 minutos después había un retén militar. No entendimos por qué dejaron pasar ese carro a una zona de alto riesgo. En algún momento, en libertad, me topé con Ramiro Bejarano y me comentó que él había pedido la minuta que habían hecho firmar a la candidata. Nos quitaron la seguridad, íbamos todos desarmados'. 

Y el momento del secuestro es descrito por Rojas de esta manera: 'Más adelante había otro retén supuestamente de campesinos pero resultaron ser guerrilleros, nos cambiaron de carro luego y dejaron libres a los dos periodistas que iban con nosotros. Nunca entendí por qué me secuestraron, si yo en ese momento no ocupaba ningún cargo público. Les rogué a las Farc que me liberaran hasta que literalmente se me acabaron las lágrimas'.

Acerca de la criticada indemnización que pidió Betancourt al Estado, señala que también estuvo pensando en presentar una demanda, pero desistió: 'Años más tarde Ingrid presentó una demanda de indemnización al Estado y le cayó el país encima, y yo me abstuve de hacerlo. Y a otros secuestrados sí los indemnizaron. El secuestro me interrumpió mi proyecto de vida, y qué decir de mi hijo, a quien tuve en la selva'.

Concretamente frente a la situación de su embarazo, la separación a la fuerza de su hijo y el posterior reencuentro, manifestó Rojas: 'Sobre mi hijo me tocaron situaciones extremadamente precarias, y no sé cómo pudimos sobrevivir. Gracias a Dios y a hombres y mujeres de la guerrilla, me prestaron atención a mí y a mi hijo durante los primeros 40 días, no nos dejaron a nuestra suerte, y tuvieron ese rasgo de humanidad que quiero registrar ante ustedes'. 

Agregó en este sentido: 'Al momento de nacer mi hijo, estábamos ya ubicados por el Ejército, pero no habían llegado porque temían por nuestras vidas, los guerrilleros también se dieron cuenta de que el Ejército tenía ubicados los campamentos, y por eso iniciaron una larga travesía. Nos dividieron en grupos de 10 personas, en el mío estaban cuatro militares, cuatro políticos y mi bebé. Lo más duro fue cuando a mi bebé le dio leishmaniasis y no había medicinas. Me engañaron. A mi bebé lo sacaron del campamento dizque para prestarle atención médica y me dijeron que me lo devolverían en 15 días, pero pasaron tres años y medio antes de que yo volviera a ver a mi hijo en libertad. Los guerrilleros se lo entregaron a un campesino, y este lo llevó a San José del Guaviare a una atención médica, pero el Icbf se llevó a mi bebé porque estaba en condición de inanición, con quemaduras y con una fractura en el brazo'.

También pidió 'trabajar sobre la ética del dolor' por el libro, la película y los artículos de prensa que se publicaron en torno a su historia: 'Algunos periodistas, como Jorge Enrique Botero, se lucraron con nuestro dolor, y la película me generó muchos problemas al interior de mi familia. La ex ministra de Cultura, Mariana Garcés, resultó aceptándoles sacar una película a costa de mi bebé, y perdí la tutela pues los medios armaron toda una historia contra mí. Se requiere trabajar sobre la ética del dolor. No todo vale'.

Y concluyó Rojas al ser preguntada por los magistrados de la JEP al respecto: 'Hay una responsabilidad enorme por parte del Secretariado de las Farc. La organización tenía pleno conocimiento de todas estas prácticas'.