En mayo de 1989 se creó la Fundación Santillana para Iberoamérica, con sede en Colombia y presidida por Belisario Betancur, con el objeto de promover la presencia activa de la fundación en los países del área iberoamericana.
La Fundación Santillana para Iberoamérica es una institución privada, sin ánimo de lucro, creada con el propósito de gestionar y coordinar el desarrollo de proyectos culturales, educativos y científicos, en unión con entidades del orden nacional e internacional, de origen privado y gubernamental, con el fin de promover y apoyar las políticas culturales, educativas y las diferentes iniciativas de estos sectores, contribuyendo así al desarrollo social y cultural de Colombia.
En 2009 la Fundación Santillana en Colombia celebró sus primeros veinte años, lo que permitió realizar un inventario de las numerosas actividades organizadas desde entonces bajo la presidencia de Belisario Betancur. Desde Bogotá, la Fundación mantiene fuertes vínculos de colaboración con países vecinos y ha proyectado su presencia como una de las grandes instituciones de Colombia.
Su propio refugio
Desde hace 20 años, Dalita Navarro conoció la población santandereana de Barichara, catalogado como el pueblo más lindo del país por sus calles empedradas con mucha historia, de fachadas blancas en tapia y un clima templado perfecto.
Tiempo después se casó con Belisario y fue él quien tuvo la iniciativa de comprar una casa allí, uniéndose rápidamente a la comunidad, en búsqueda de mejorar su calidad de vida, con desarrollos como el Taller de Oficios de Barichara, en el cual se capacitaban entre 180 y 230 santandereanos al año, contando con expertos en distintas áreas, tanto nacionales como extranjeros, realizando las capacitaciones.
Se adecuó un antiguo internado de señoritas para crear este taller donde las personas pueden aprender a encuadernar, sobre la música, manejar un telar, pero también cursos de gastronomía, panadería y cerámica.
Hace un par de años, crearon un museo de colección de cerámica con cerca de 200 piezas, con obras de artesanos locales, así como de artistas de Venezuela, Inglaterra, España y distintas partes de América Latina.
El poeta
La poesía siempre estuvo presente en su vida, pero tras ser Presidente de la República, pudo dedicarle mucho más tiempo, y así, editar algunas recopilaciones de su obra poética, además de impulsar el estudio y conocimiento de la poesía, como la Casa de Poesía Silva en el centro histórico de Bogotá, así como otras instituciones educativas y culturales como el Museo de los Niños y la Editorial Tercer Mundo.
Fue traductor de importantes obras literarias y poéticas, además de autor de distintos ensayos como La penitencia del poder, El homo sapiens se extravió en América Latina, El cristo del desarrollo, Colombia, cara a cara y Base para un gobierno nacional, entre otros.
Por este tipo de labores, hace 25 años ganó el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional y hace una década, el Premio Internacional Menéndez Pelayo.