De línea dura y con influencia en las antiguas tropas guerrilleras, Iván Márquez, Jesús Santrich y Hernán Darío Velásquez anunciaron que retomaron las armas tras haber firmado en 2016 un acuerdo de paz aplaudido por el mundo que pretendía acabar con un conflicto de medio siglo en Colombia.
Aunque el grueso de los 7.000 combatientes que se desarmaron en 2017 se mantiene en la legalidad, el regreso a la lucha de un sector de las Farc desafía seriamente el pacto en cabeza de tres hombres sobre quienes, desde el inicio de las negociaciones en 2012, hubo sospechas de su real compromiso de paz.
Estos son los líderes del nuevo alzamiento armado en Colombia.
Márquez, el líder
Su verdadero nombre es Luciano Marín, tiene 64 años y antes de empuñar las armas por primera vez, en la década de 1980, fue seminarista, estudió filosofía y militó en el partido comunista.
Márquez fue el jefe negociador de los rebeldes en las negociaciones de paz iniciadas hace siete años por el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y que culminaron con la firma del histórico pacto.
Para entonces era el segundo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por detrás de Rodrigo Londoño (Timochenko), presidente del partido FARC surgido de lo convenido en Cuba.
Su nombre se barajó en 2011 para ser el comandante máximo de los rebeldes comunistas tras la muerte de Alfonso Cano.
En su libro 'Revelaciones al final de una guerra', el jefe del gobierno en las pláticas, Humberto de la Calle, asegura que la designación de Márquez como su contraparte fue una estrategia de Londoño para comprometerlo con la paz frente a su escepticismo y militarismo.
Márquez desapareció hace un año tras denunciar incumplimientos estatales a lo acordado. Nunca ocupó el escaño como senador dispuesto en el acuerdo y desde entonces lideró una división política dentro del partido FARC.
Ahora inicia la 'continuación de la lucha guerrillera en respuesta a la traición del Estado a los acuerdos de paz de La Habana', dijo este miércoles de verde militar al lado de hombres y mujeres armados.
Bajo su figura, coinciden analistas, podrían agruparse los disidentes de la exguerrilla, que según inteligencia militar son 2.300 combatientes, hasta ahora sin unidad de mando y que se han dedicado al narcotráfico y la minería ilegal.
Admirador del prócer independentista Simón Bolívar y del Nobel Gabriel García Márquez, en Colombia tiene decenas de órdenes de captura por delitos graves y atentados. Además, Estados Unidos lo acusa de establecer la política de las FARC para dirigir y controlar la producción y distribución de 'toneladas' de cocaína.
Santrich, la mano derecha
Jesús Santrich, uno de los negociadores en La Habana, era desconocido para los colombianos antes de la firma de la paz. Su nombre se hizo famoso cuando iniciaron los diálogos y empezó a dar muestra de actitudes desafiantes y mordaces.
Nacido en 1967, Santrich fue detenido en 2018 por sospechas de conspirar para traficar cocaína a Estados Unidos. Estuvo un año detenido y desapareció en julio tras ser liberado por orden judicial. Siempre alegó inocencia y achacó los cargos a 'montajes'. Contra él hay una orden de captura internacional.
Considerado la mano derecha de Márquez, la situación de Seusis Pausivas Hernández, su nombre de pila, detonó el paso a la clandestinidad de Márquez y avivó las críticas a los opositores al acuerdo.
Santrich, que padece una aguda deficiencia visual que lo obliga a usar lentes oscuros, alcanzó a asumir su escaño como congresista. Apareció junto a Márquez en el video en el que anuncian su regreso a las armas, con un fusil en la mano y su cuello cubierto por una bufanda palestina.
Se crió en un hogar de profesores. Cursó estudios de Derecho, se formó como maestro en Ciencias Sociales y militó en las juventudes comunistas antes de levantarse en armas a los 21 años. Artista aficionado, Santrich escribe, declama poesía y pinta.
Participó directamente en la redacción de los acuerdos. De la Calle recuerda en su libro las discusiones interminables entre él y el negociador gubernamental, Sergio Jaramillo, por una u otra palabra en el texto final.
El Paisa, el temido
El nombre Hernán Darío Velásquez Saldarriaga se hizo célebre en Colombia por la dureza de sus acciones armadas.
El Paisa comandó durante más de dos décadas la principal fuerza élite de la disuelta guerrilla marxista, conocida como la columna Teófilo Forero, y fue miembro de la dirección de las FARC.
Señalado de múltiples asesinatos y secuestros, Velásquez tiene en su contra diez condenas por homicidio y terrorismo, y 27 por secuestro. Además, se le atribuye estar involucrado en el peor atentado urbano de las FARC: un coche bomba en el club social El Nogal, en Bogotá, que dejó 36 muertos y decenas de heridos en febrero de 2003.
El Paisa, que estuvo en La Habana durante las pláticas, abandonó desde mediados de 2018, junto a Iván Márquez, una zona selvática del sur del país donde llevaba a cabo su proceso de reincorporación.
Márquez, Santrich y él son requeridos por la justicia especial surgida del acuerdo para juzgar los peores crímenes cometidos durante el conflicto armado. Ese sistema había ordenado su captura por incumplir citaciones.
El gobierno colombiano denuncia que los tres se refugian en Venezuela.