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Especialistas en temas de guerra y narcotráfico tienen distintas miradas sobre la manera como encajaría el nuevo grupo disidente de los exjefes de las Farc en el mapa actual de disidencias, Eln y grupos armados que hay en el país, pero se acercan al vaticinar que no será fácil para 

Iván Márquez, Jesús Santrich, El Paisa y Romaña intentar consolidar un mando unificado sobre los desertores del acuerdo de paz y mucho menos con la fraccionada subversión elena.

Jairo Libreros, experto en seguridad, le dijo a EL HERALDO que la banda de Márquez y compañía 'no encaja a corto plazo: hay que tener en cuenta que el principal grupo de disidencias lo encabeza Gentil Duarte, un hombre que está dedicado al narcotráfico y su zona de ubicación no creo que le facilite las opciones que por lo menos deja entrelucir el señor Márquez'.

Pone de presente el profesor del Externado las informaciones que hay acerca de la aparente reunión entre Márquez y Duarte, 'en la que buscó unificar criterios y Gentil Duarte dijo que no, que le interesaba una relación de trabajo compartido pero bajo su conducción y que Márquez estuviera supeditado a él'.

Igual le pasó con el Eln, afirma el analista, ya que la información que se tiene es que 'el Eln sí está interesado en un trabajo compartido pero en unificar criterios o unidades militares desde ningún punto de vista. Y le dice que se supedite al Coce, y Márquez no acepta'.

En términos similares, Hugo Acero, experto en seguridad y terrorismo, en diálogo con EL HERALDO consideró que el acercamiento a las distintas disidencias no va a ser fácil, ya que estos grupos no tienen hoy una dirección común sino que son empresas criminales independientes dedicadas al narcotráfico, la minería ilegal y otras actividades ilegales, con intereses económicos definidos y sin orientación política.

'La ‘toma del poder’ es cosa del pasado para estas disidencias. Hoy lo único que les interesa es la rentabilidad de los negocios ilegales que se disputan y en algunos casos comparten con otras organizaciones criminales, incluido el Eln. Seguramente ninguna disidencia va estar dispuesta a compartir con los exjefes de las Farc las ganancias de sus negocios ilegales', advierte el sociólogo.

En el caso concreto del Eln se pregunta Acero qué tanto estaría interesado en unirse a un grupo de jefes exguerrilleros que no tienen ni siquiera un frente, ni controlan ningún territorio: '¿Estaría el Eln dispuesto a compartir su crecimiento y el fortalecimiento económico que le han dado los negocios ilegales que de hecho antes pertenecían a las Farc?'. Y resuelve que 'ese acercamiento no va a ser un diálogo entre iguales' y el menos interesado en llegar a acuerdos seguramente será la guerrilla elena.