Wilbelys 'no existe', es una bebé sin patria. Arianna, de seis años, tiene siete mudanzas a cuestas. Jazmín, en plena adolescencia, lleva una temporada sin ir a la escuela. Los hijos del éxodo venezolano viven su propio drama en Colombia.
Migrantes de todas las edades huyen a diario de una Venezuela en crisis, asfixiada por la hiperinflación y el desabastecimiento. A Colombia han llegado oficialmente 197.428 menores de edad, pero la cifra es mayor porque muchos arriban de forma irregular, según la autoridad migratoria.
En otras circunstancias vivir en el extranjero hubiera sido una ilusión, pero esta generación llega 'con un duelo muy grande', asegura Sandra Perdomo, directora de la Fundación Zión, que atiende a migrantes.
Muchos no entienden 'lo que están viviendo', señala, y peor aún, 'han perdido la esperanza (...) no están pudiendo ser niños'.
Sin patria
A dos semanas de dar a luz, Yisela Palencia cruzó la frontera por un paso ilegal. En los hospitales de la otrora potencia petrolera escaseaba lo mínimo para atender un parto. Por eso se aventuró por las peligrosas 'trochas' que conectan Venezuela con Cúcuta.
Con sus hijos de 5 y 8 años de la mano y el vientre a punto de reventar, cruzó clandestinamente estas rutas, al asecho de grupos armados y contrabandistas. Indocumentados, temían quedarse estancados en los rigurosos controles migratorios. Dos días de viaje fueron recompensados con el alivio de reencontrarse con su esposo en Bogotá.
El nacimiento de Wilbelys prometía traer nuevas alegrías a la familia, pero un vacío jurídico hizo aún más tortuosa su bienvenida. La bebé no pudo obtener la nacionalidad de sus padres por la ausencia de servicio consular venezolano en Colombia. Tampoco pudo hacerse colombiana, porque la legislación no permite nacionalizarse solo por nacer en suelo cafetero.
'Mi hija no tiene patria y prácticamente no es reconocida, ni acá en Colombia ni en Venezuela (...), prácticamente mi hija no existe', dice Palencia, de 32 años.
Como Wilbelys, en Colombia hay 24.000 hijos de venezolanos en riesgo de apatridia. Por eso, el presidente Iván Duque firmó en agosto un decreto para ofrecer la nacionalidad a esos niños.
Cuando Yisela escuchó al mandatario decir 'hoy se les entrega la nacionalidad colombiana', pensó que la pesadilla había terminado para su hija, que cumplió un año en agosto. Pero en la autoridad de registro le dijeron que la recibirán apenas en diciembre.
Naciones Unidas ha identificado a cuatro millones de apátridas en 78 países del mundo, que frecuentemente son discriminados y enfrentan limitaciones para acceder a derechos básicos de salud, educación, movilidad y participación social.
'Uno no decide dónde nacer y los niños no tienen la culpa de lo que pasa', lamenta la madre.