Compartir:

110 vidas perecieron hace 30 años a bordo de un Boeing 727-21 de la aerolínea Avianca cuando iban volando sobre el municipio de Soacha en Cundinamarca.

La aeronave que había salido del aeropuerto El Dorado de Bogotá iba con destino a Cali, en ella se suponía que debía ir el entonces candidato presidencial César Gaviria, pero por solicitud de su esquema de seguridad no lo habría tomado. Sin embargo la información seguía siendo la misma para quienes habían puesto una bomba dentro del avión pues tan solo cinco minutos después de haber alcanzado los 10.000 metros, explotó.

Inicialmente se había pensado que el avión, que había sido comprado a la aerolínea norteamericana Pan Am en 1975, había sufrido fallas mecánicas y que se había tratado de un accidente pues la explosión prendió uno de los tanques del avión encendiendo a su vez vapores de combustible que provocaron una segunda explosión que finalmente desintegró la aeronave y causó su precipitación.

El reporte oficial, del Departamento de Aeronáutica Civil Colombiana - División de Seguridad Aérea, registrado el 28 de diciembre de 1989, señaló que el incendio se propagó desde el centro de la aeronave hacia las alas y su sección trasera pues no se presenciaron daños mayores en el fuselaje delantero.

Entre lo que destaca el informe están las 'mascas de estrías' que determinaron el lugar de inicio de la explosión en la cabina de pasajeros. Ya con la reconstrucción básica del fuselaje se estableció que los cráteres dejados por la explosión de un gas caliente, ubicaron la bomba en la parte inferior del asiento 14F, localizado en la estación 783 del fuselaje, del avión con matrícula HK-1803.

Los daños

Basados en lo recopilado, testigos y evidencias físicas, los peritos establecieron que el piso de la cabina de pasajeros fue perforado al detonar la primera bomba, perforando la parte superior del tanque central de combustible y llevando a cabo una reacción en cadena despresurizando el avión y causando una explosión (aire y combustible) que se extendió rápidamente por los tubos de ventilación y afectando el tanque número 2, rasgándolo bruscamente y haciendo que este y el tanque número 1 se prendieran.

Lo primero en caer en la zona de Cerro Canoas fue el ala derecha y el tren de aterrizaje, según testigos, el avión luego se balanceó y arrojó a varios pasajeros para finalmente impactar el ala izquierda y el tren principal, excepto por una sola rueda que se separó y fue recuperada.

Los grandes restos del avión cayeron cerca de Soacha, y se tiene registro que al menos tres personas murieron en tierra, el resto falleció, al parecer, durante la conflagración. Entre los fallecidos estaban dos ciudadanos norteamericanos por lo que el FBI terminó involucrado en la investigación y descartaron un accidente o error humano como las causas, especialmente al compararlo con el vuelo 103 de la aerolínea que vendió el avión (Pan Am) y que ocurrió solo un año antes.

Rastros de C-4 y la magnitud de la destrucción, también fueron pieza clave para establecerlo como un ataque terrorista.