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A su llegada este miércoles a la Casa de Nariño, donde se reunirá con el presidente Iván Duque en el marco de la reunión de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad, el líder social de Bojayá, Leyner Palacios, quien fuera amenazado la semana pasada por denunciar el confinamiento de unas 100 familias en el corregimiento de Pogue a manos de unos 300 paramilitares, pidió garantías de no repetición -en referencia a la masacre de 2002 que contó la vida de un centenar de habitantes-, reanudar los diálogos de paz con el Eln y buscar el sometimiento del Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

'El mensaje que traemos es precisamente que necesitamos garantías de no repetición, vivir en nuestros territorios y en un contexto donde la violencia se ha ensañado contra nosotros necesitamos que el Gobierno Nacional se dedique a la implementación del acuerdo de paz, y tenemos la esperanza de abrir esa mesa de diálogo con el Eln, porque los niveles de afectación que sufren las comunidades nos indican que no podemos seguir desangrando el país y se requiere una voluntad profunda del Eln', dijo el líder social a periodistas en Palacio.

Sobre la posibilidad de que el Ejecutivo -que ha puesto a la guerrilla los condicionamientos de liberar a todos los secuestrados y parar los hechos de violencia- vuelva a la mesa con el Eln, señaló Palacios: 'Necesitamos esa mesa, el solo hecho de habilitarla permitirá un alivio humanitario para las comunidades. El Eln está sembrando minas y reclutando, abusando a nuestras mujeres. Y también nos está afectando el paramilitarismo, también necesitamos la posibilidad de sometimiento de las estructuras paramilitares. (...) La invitación es a que el condicionamiento al Eln se discuta en una mesa de diálogo y evitar que este tipo de situaciones se sigan presentando'.

Advirtió el sobreviviente de la masacre de Bojayá que hay en el municipio unas 7 mil personas confinadas y que el 50% de territorio está a merced de estos grupos armados.

'Reconocemos la presencia de la fuerza pública en algunos puntos pero esto no ha resuelto el problema de fondo, los actores armados continúan haciendo presencia y fortaleciéndose. (...) Desde hace dos años distintas organizaciones y la Defensoría han manifestado a través de alertas que existe un confinamiento y se evidencia una connivencia de grupos del Estado, de la fuerza pública, con el fenómeno del paramilitarismo. Otras organizaciones han venido denunciando esa connivencia, esto no lo está diciendo Leyner'.

Finalmente, dijo sentirse seguro con las medidas de seguridad que le brinda el Estado para él y su familia pero se duele del estado de desprotección de los demás líderes sociales en el país, por lo que plantea la negociación como salida a la matanza de estos trabajadores comunitarios y defensores de derechos humanos.

'Tengo vigilancia permanente en mi lugar de residencia, mi familia está custodiada, tengo vigilancia en cada movimiento que hago. Pero la preocupación es que la actividad más peligrosa que se puede ejercer es la del liderazgo y no tenemos capacidad como Estado de ponerle a todos los líderes un esquema o un escolta, por eso necesitamos una salida completa al conflicto armado', concluyó.