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A través de su cuenta de Twitter, el presidente de Colombia Iván Duque reaccionó al escándalo por espionaje que provocó el retiro el viernes de 10 oficiales del Ejército del servicio activo y la solicitud de retiro voluntario de un general.

'He dicho, desde inicio de mi Gobierno, que no toleraré a quienes deshonren el uniforme o realicen prácticas contrarias a la ley. Pedí a @CarlosHolmesTru, desde que llegó a @mindefensa, adelantar rigurosa investigación de labores de inteligencia de últimos 10 años', escribió el jefe de Estado en la mañana de este sábado, luego de que la revista Semana revelara este sábado una investigación denominada 'Las carpetas secretas', con las razones que estuvieron detrás del retiro de los militares.

Según la publicación, el Ejército colombiano espió hasta hace pocos meses a por lo menos 130 personas, entre ellos periodistas nacionales y extranjeros que habitualmente cubren el conflicto armado y la corrupción militar, reveló este viernes la revista Semana.

El espionaje habría tenido lugar entre febrero y diciembre de 2019 y además de los periodistas los militares también hicieron seguimientos informáticos a 'exministros, funcionarios de la Presidencia, generales, políticos y sindicalistas, entre otros', de quienes hacían perfiles que incluían hasta a familiares y contactos sociales.

Además, sostiene la revista, que por esa labor 'las unidades involucradas recibían ayudas económicas de una agencia de inteligencia extranjera' y que 'parte de esos recursos terminaron utilizados para adquirir las herramientas para espiar las actividades de ciudadanos estadounidenses, en particular periodistas'.

'Esa agencia de inteligencia extranjera entregaba a los batallones de ciberinteligencia aproximadamente 400.000 dólares anuales para adquirir equipos y herramientas informáticas', detalla la investigación.

El presidente Duque también destaca en sus trinos que tras las instrucciones dadas al ministro de Defensa, las investigaciones 'estén produciendo resultados': 'Reitero mi rechazo contundente a cualquier acción de seguimiento. Perfilar periodistas, políticos y funcionarios de Presidencia debe ser investigado a fondo y sancionado con severidad'.

FLIP exige explicaciones al Gobierno

La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) rechazó los seguimientos a periodistas colombianos y extranjeros por parte del Ejército y exigió al Gobierno explicaciones públicas sobre esta ilegalidad que considera un atentado 'contra el régimen democrático y la deliberación pública'.

'Estas acciones infringen las obligaciones del Estado colombiano en materia de libertad de prensa, son propias de regímenes autoritarios y ponen en cuestión el derecho a una sociedad informada y las garantías para el libre ejercicio del periodismo en el país', manifestó la FLIP en un extenso comunicado.

Vigilancia a la prensa

De esos seguimientos informáticos, llamados de 'perfilamiento' por los militares, fueron víctimas periodistas estadounidenses como el corresponsal del diario The New York Times, Nick Casey; el fotógrafo independiente Stephen Ferry, y Lynsey Addario, que ha trabajado para varios medios internacionales.

Igualmente, Juan Forero, de Wall Street Journal, y John Otis, corresponsal en América Latina de National Public Radio (NPR) e investigador del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por su sigla en inglés).

Entre los colombianos que aparecen en las carpetas del Ejército a las cuales tuvo acceso Semana figuran María Alejandra Villamizar, de Canal Caracol; Ignacio Gómez, subdirector de Noticias Uno; Gina Morelo, editora de la unidad de datos de El Tiempo; la directora de noticias de RCN Radio, Yolanda Ruiz, y Daniel Coronell, columnista y presidente de noticias de Univisión.

'Rechazamos enfáticamente que en Colombia permanezcan y se agudicen las prácticas de perfilamiento y vigilancia a periodistas por parte de organismos de inteligencia estatal', señaló la FLIP, según la cual esa política 'es una acción que traspasa los límites y transgrede los fines de la función de inteligencia y contrainteligencia'.

La entidad llama la atención para el hecho de que, aunque la vigilancia y seguimientos por parte del Ejército y organismos de inteligencia colombianos no son una novedad, en esta ocasión 'se han realizado de manera masiva, incluyendo en algunos casos anotaciones temerarias que etiquetan a los periodistas con grupos al margen de la ley a partir de inferencias basadas en valoraciones sobre el contenido de sus publicaciones'.