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Los recientes casos de abusos sexuales de menores de edad por parte de miembros del Ejército produjeron un cruce de declaraciones, publicaciones y cartas entre el expresidente Ernesto Samper y el comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro.

La discusión se originó por un 'trino' del exmandatario el pasado martes en el que se lee: 'El problema de los militares violadores, además de ser un caso judicial que debe ser castigado ejemplarmente, es un problema de fondo por el hecho de que haya soldados entrenados institucionalmente para este tipo de actos'.

Ese mismo día el alto mando le contestó en una carta a Samper: 'Sería impensable que alguien que ha desempeñado la Presidencia de la República pudiera hacer una afirmación de tal gravedad, sin contar con las pruebas certeras de lo que está diciendo'.

El exjefe de Estado le contestó a Zapateiro este jueves, tras la carta que dice haber recibido el pasado miércoles: 'La responsabilidad de delitos cometidos por personal de las Fuerzas Armadas debe ir más allá de los parámetros con que se juzga a cualquier criminal, ya que ellos, por su condición de servidores de la patria, guardianes de suñs conciudadanos y ejemplos de comportamiento, deberían haber recibido una formación ética que hubiera impedido, en cualquier circunstancia, la comisión de este tipo de delitos. Supongo que habrá oído usted aquel aserto de que 'si la sal se corrompe…''.

La discusión epistolar se da en medio de la revelación de dos estremecedores casos en que dos niñas indígenas, una perteneciente a la comunidad embera chamí, fue violada por siete soldados hace dos semanas en Risaralda, y otra menor de la etnia nukak makú fue secuestrada durante cinco días en el Guaviare y abusada en numerosas oportunidades en medio de un episodio en que son investigados ocho uniformados.

La vicefiscal Martha Mancera reportó al respecto esta semana, además, que hay 40 procesos en etapa de juicio y nueve investigaciones por casos en que hay menores de edad indígenas víctimas de abuso sexual.