Otra vez esa mirada. La había sentido muchas veces, pero nunca iba a acostumbrarse a ella. En algunos era la mirada de la curiosidad, en otros la de la desaprobación, y en muchos la de la incomodidad de no saber si llamarle 'él' o 'ella', pero en todas esas miradas se encerraba una sola cosa: el recelo hacia lo nuevo y lo desconocido.
'Mi nombre es Nathalia y soy una mujer', fue su única respuesta.
Engorrosa. Así fue la experiencia de Nathalia Orozco, una mujer trans de Cartagena, en las pasadas elecciones cuando se disponía a ejercer su derecho al voto y por un error de la Registraduría fue sometida a lo que ella considera 'una exposición pública'.
Nathalia nació varón, pero se siente e identifica como mujer, por eso a lo largo de todo el proceso que ha adelantado en la construcción de su propia identidad, decidió realizar los trámites para cambiar su nombre y sexo. Legalmente, su nombre es Nathalia y es una mujer. Sin embargo, el 27 de octubre del pasado año, al llegar al puesto de votación que le correspondía, entregó su documento de identidad, pero en la planilla aparecía con su anterior nombre y sexo.
'Fue un momento incómodo. Tuvo que intervenir la Policía, porque asumieron que el documento era falso, la mayoría de las personas trataron de amortiguar la situación con una pedagogía errónea con frases como ‘pero es que él ya se cambió de nombre’, me llamaban como él, me tocaba corregir constantemente y eso se convirtió en una onda magnética, porque todo el que estaba en el recinto se dio cuenta y se enteró de cuál era mi anterior nombre', narró Nathalia a este medio de comunicación.
'Eso a mí me generó un impacto. Yo no quiero pasar por este tipo de situaciones. Para unas próximas elecciones preferiría no ejercer mi derecho al voto'.
Otros hechos similares
Esa violencia simbólica que vivió Nathalia a la hora de votar es más común de lo que parece. Según registros de la organización Caribe Afirmativo, en el proceso electoral del 2019 se registraron hechos similares contra personas trans en los departamentos de Nariño, Córdoba, Tolima y Bolívar. 'En algunos de los casos no se les permitió ejercer el derecho al voto, en otros les obligaron a hacer la fila de hombres a mujeres trans e incluso les insinuaron que se desvistieran para comprobar su género/sexo', afirma la organización en un comunicado.
'Para las personas LGBTI, el proceso electoral deja de ser incluyente y plural cuando, por ejemplo, se limita su participación y libertades políticas a partir de la aplicación de criterios prejuiciosos en razón de su orientación sexual e identidad de género (…) esta no es una situación que se registre únicamente en Colombia, por lo que algunas autoridades de administración y justicia electoral de América Latina han avanzado en el desarrollo de acciones intersectoriales para proteger los derechos políticos y electorales de las personas trans.
En México, por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó en diciembre de 2017 un protocolo, el primero en Latinoamérica, a través del cual se adoptaron medidas que incluyen desde estrategias de formación hasta lineamientos específicos que deben ser aplicados durante la jornada electoral para garantizar el ejercicio del voto y promover la participación ciudadana de ese sector social', informa la Misión de Observación Electoral (MOE).