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En medio de esta coyuntura de más de mes y medio de protestas ciudadanas en que ha habido, según el más reciente reporte del propio Ministerio de Defensa, 19 civiles y 2 uniformados víctimas de homicidio, así como 1.106 civiles y 1.253 uniformados lesionados, es evidente que se requiere una reforma policial urgente.

Lo último que se ha movido al respecto es que el presidente Iván Duque anunció el pasado fin de semana una reforma, mientras que se hundía en la Cámara en primer debate otra que proponía la oposición. Entre tanto, la que se proponía desde la Policía desde hace año y medio parece haber pasado a segundo plano, entre otras cosas, porque ahora las prioridades tendrían que ver con la observación de los derechos humanos por parte de la entidad policial.

'Término medio'

Para el director del Instituto de Estudios en Seguridad y Paz, Néstor Rosanía, la reforma del Gobierno 'es muy superficial y muy a favor de los policías', la de la oposición 'en algún momento es casi que vengativa: decir que acaben el Esmad, por ejemplo, no resultaría lo mejor, porque este es un cuerpo que existe a nivel internacional, aunque hay que modificar todo el modelo de derechos humanos'. Y el deber ser, afirma, 'es una línea media, que aborde la profesionalización de la fuerza pública'.

En este sentido, el investigador y analista de seguridad cree que hay tres problemas a atacar en la Policía: 'Un cambio en términos de la doctrina y cultura policial, porque tiene una visión ideologizada de su función: ellos se sienten de derecha porque aún piensan en la lógica de la guerra fría; una interiorización en derechos humanos, porque ellos no creen en eso y la idea es que los vean como un aliado y no como un enemigo; y una reforma estructural, porque tenemos una policía militarizada, su enfoque no es de seguridad ciudadana, sino militar, entonces lo ideal es que regrese al Ministerio del Interior o tenga su propio Ministerio de Seguridad'.

El coordinador del Centro de Seguridad y Democracia de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Sergio Arboleda, César Niño, planteó en este diario que en esta reforma estructural 'se debe pensar en la naturaleza y la misión del cuerpo policial, porque recordemos que la Policía es un cuerpo civil armado y que está diseñado en términos constitucionales para resolver y dirimir los conflictos de seguridad y convivencia ciudadana. Hay que partir de ese punto porque la historia del conflicto colombiano ha deteriorado mucho la narrativa y la manera como se ha percibido: una policía militarizada que responde a unas complejidades del conflicto armado'.

Añade el analista, PhD en Derecho Internacional, que 'en el Ministerio de Defensa están las Fuerzas Militares (Ejército, Fuerza Aérea y Armada), que son las que se encargan de la protección de la soberanía y por supuesto de amenazas al orden constitucional y democrático, pero la Policía es un craso error que pertenezca a este ministerio. Lo que hay que hacer es que la Policía no tenga fuero penal militar, no pude haber una entidad de orden civil protegido por este fuero, por la definición de la seguridad ciudadana y la transformación incluso en la construcción de una relación cívico-policial de cara a recobrar la legitimidad con la ciudadanía'.