Hablar de la historia de Colombia es narrar un ocaso de guerra, muerte, sangre y dolor. Es contar del sufrimiento de 9 millones de personas que hoy son reconocidas como víctimas del conflicto armado y desde hace cinco años es narrar que un día, como hoy, sentados en la mítica Cartagena y lejos de las selvas donde se libraron los combates entre la guerrilla de las Farc y el gobierno de Colombia, un lunes por la noche se firmó el acuerdo de paz.
El día que se firmó la paz, una gran multitud asistió a la ceremonia para presenciar de primera mano un hito histórico: la terminación de más de cinco décadas de barbarie. Ese día, vestidos de blanco los militantes de la extinta guerrilla llegaban armados únicamente de un bolígrafo con el que empezaron a escribir una nueva historia para el país.
El día que se firmó la paz el mundo volteó a mirar a Colombia con ojos distintos, pasamos de ser un país de bárbaros, secuestros y narcotráfico a ser vistos con ojos de reconciliación y esperanza. Ese día Colombia se inscribió en la historia mundial de la reconciliación como lo hizo Irlanda del Norte cuando logró el Acuerdo de Belfast o el Medio Oriente con los Acuerdos de Oslo.
Cinco años han pasado desde entonces y con el pasar del tiempo se multiplican los balances y la controversia sobre la implementación de ese acuerdo que para muchos era necesario y para muchos otros nació desde la ilegitimidad, pues en Colombia la mayoría de las personas votaron 'no' al plebiscito para la implementación del 'pacto por la paz'.
Es ahora cuando empiezan a emerger las dudas de si en Colombia definitivamente se terminó el ciclo de guerras iniciado en 1948 o si con los acuerdos de 2016 se entró en una fase de transición irreversible hacia nuevas dinámicas de conflicto.
La visión de los analistas
Frente a este tema, Camilo González, director del Instituto Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en diálogo con EL HERALDO mencionó que 'la tendencia actual indica que la mayor probabilidad a mediano plazo no es el retorno a la guerra por el poder sino el tránsito al postconflicto y el paso a otra etapa en la cual se tendrá un reordenamiento que puede ser democrático reformista o de crisis crónica con recomposición del régimen actual, dinámica que daría cabida a nuevas violencias, al predominio de lógicas mafiosas y a nuevos autoritarismos. Esto significa que probablemente, entre 2016 y 2032, durante otros tres periodos de gobierno, Colombia atravesará una transición traumática, con inercia de viejos conflictos y surgimiento de otros'.
Asimismo, Nestor Rosanía, director ejecutivo del Centro de Estudios en Seguridad y Paz (CesPaz), explicó a esta casa editorial que 'decir que finalmente las Farc como estructura armada hace una transición a la política resultó. Finalmente, el grueso del grupo armado pasó de la guerra a la vida civil, mientras que los comandantes pasaron a la vida política (…) El Acuerdo de Paz en ese sentido funcionó y Colombia avanzó. Sin embargo, lo que se sabía el primer momento era que Colombia no iba a llegar a una paz absoluta, porque Colombia lo que está haciendo es una transición generacional hacia un nuevo espiral de violencia, lo que quiere decir es que se está dejando atrás la violencia política y lo que estamos es una violencia por recursos o por portafolio de economía ilegal'.
Por su parte, Carlos Charry; experto en movimientos sociales, paz y conflicto; resaltó que 'la pandemia paró al país, pero no paró a los grupos ilegales y es allí donde quizás está el mayor lunar de los Acuerdos de Paz. El Estado no ha logrado ocupar los espacios territoriales en donde hacía presencia de las Farc, no se ha logrado llegar con la presencia de las Fuerzas Armadas y de la presencia legítima del Estado a través de prestación de servicios públicos, de educación, salud, infraestructura, y esto ha permitido que grupos armados ilegales previamente existentes como en el Eln, el Clan del Golfo, entre otros, estén en una disputa por copar esos espacios'.
Agregó el experto que 'la no correcta implementación de los acuerdos que ha traído como consecuencia, además, el asesinato de líderes sociales y excombatientes de las Farc, firmantes del acuerdo de paz. Sí hay factores que hay que destacar en el país, en indicadores de violencia es un poco más pacífico que lo que era hace cinco años, pero han emergido nuevas formas de violencia y de criminalidad y el Estado no ha sabido cómo enfrentarlas'.
Alejandro Blanco, analista y docente de historia en la Universidad del Atlántico, menciona que 'la finalización de los conflictos armados implican rupturas históricas, en el caso de Colombia, la finalización del conflicto con la guerrilla más antigua de occidente, ha tenido múltiples impactos, entre ellos, uno de los más importantes están en el ámbito político. El acuerdo de paz abrió las puertas a un nuevo momento histórico y político'.