Compartir:

La reciente captura del temido jefe del Clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, ocupa un lugar importante en la historia del narcotráfico en Colombia, pues este golpe supone uno de los más importantes que hayan asestado las autoridades, en los últimos 25 años, en su lucha contra los narcotraficantes.

Esta estructura criminal se había convertido, desde hace una década, en uno de los principales grupos que dinamizaban el narcotráfico en Colombia, pero que a diferencia de otros años, donde había carteles hegemónicos y figuras de grandes capos, el Clan tiene 'una gran brecha' con lo que fue el cartel de Medellín, el cartel del norte del Valle o con el de Cali.

Basta con hacer un repaso por los antecedentes en materia de droga en el país para darse cuenta de que, por ejemplo, en los años ochenta o noventa la capacidad que tenían los carteles en Colombia se extendía más allá de las fronteras y llegó a cubrir buena parte de la cadena del narcotráfico. Además, en algunos casos —como el cartel de Medellín o el cartel de Cali— lograron tener distribución en los grandes mercados de Estados Unidos y Europa.

Eso refleja que la dinámica que comenzó a existir en Colombia más o menos del año 2000, con la caída de grandes capos y con la captura de otros, el narcotráfico (en toda su cadena) se termina fraccionando y de alguna manera ciertos actores se terminan especializando en alguno de los eslabones.