Hace aproximadamente dos años *Ramón salió de Venezuela con la intención de poder conseguir un trabajo que le permitiera generar ingresos para costear los gastos de salud de su mamá, quien fue diagnosticada con cáncer en 2016. El hombre, quien hoy tiene 22 años, cuenta que la opción más fácil era, sin dudas, poder cruzar la frontera y llegar a una ciudad de la Costa Caribe colombiana que le permitiera conseguir el tan anhelado empleo.
Llegó a Barranquilla por recomendación de un amigo, quien le dijo que en esta ciudad las cosas serían más fáciles para él, debido a que las oportunidades laborales eran más amplias; sin embargo, al cumplir un mes los ahorros con los que había llegado ya se estaban acabando y necesitaba obtener ingresos de manera urgente.
'Un amigo me dijo que a través de redes sociales estaban haciendo una convocatoria para trabajar en la oficina. La verdad es que atendí la recomendación y fui a la dirección y estaba en el segundo piso de una casa. Allí me atendió un hombre, quien me contó de qué se trataba: era para laborar como modelo webcam. La verdad accedí al empleo por la necesidad', cuenta Ramón.
El hombre relata que al pasar los días la situación en ese sitio se convirtió en un 'infierno', pues las promesas y condiciones laborales no eran las más dignas. 'Me dijeron también que de la ganancia que iba a obtener me iban a descontar gastos de comida y hospedaje. A eso se sumó que las jornadas laborales se extendieron 18 horas sin días libres', relató.
El hombre, sin saberlo, era víctima de trata de personas bajo la modalidad de trabajo forzado y explotación sexual, un delito al que –según las autoridades– están expuestas muchas personas en el país, debido a las inequidades socioeconómicas y de género; además de la reciente población de personas refugiadas y migrantes que utilizan el territorio como puente para llegar a otros países.