Todo vínculo es un retrato o un espejo y la vida crece cuando se comunica. Nos unimos para crear. Existe una conciencia colectiva que nos dispone a conversar, a escuchar, a lograr acuerdos. Está inventado desde el principio de los tiempos. Las diferencias se concilian cuando hay acción de grupo, cuando el camino es la unión de talentos y esfuerzos alrededor del interés común. La historia aporta incontables momentos y procesos de nación que empezaron en la confianza de todos. En la unión de generaciones alrededor de un consenso. Toda antología es personal, pero la vida social transcurre entre seres comunicados que vibran.
La nuez de ese ir y venir del país con sus anhelos, regocijos y encrucijadas, va quedando registrada en las historias que cuentan los periódicos y revistas, difunde la radio, o entran al capítulo de memorias de imágenes inolvidables de la televisión o los actuales formatos del mundo digital. Lo bueno, lo malo y lo feo de una nación diversa y crítica que siempre se pone en evidencia. Los medios de información han estado ahí para decirlo. Es parte de la cotidianidad que se guarda en el ropero de los recuerdos, y del deber de quienes tuvieron el privilegio de contarlo. Los cronistas de ayer y de hoy que van tejiendo las piezas del rompecabezas. El breviario de las noticias que se amplifican.