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El peor de los crímenes es el secuestro. Nada hay más perverso que someter a una persona a todo tipo de vejámenes contra su voluntad a cambio de recibir una gruesa suma de dinero por su liberación. Nada es más repudiable que atentar contra la libertad de un ser humano. El secuestro destruye familias, acaba con los patrimonios y alimenta el desprecio masivo de la comunidad hacia quienes lo cometen.