En el convulsionado departamento del Cauca, donde en los últimos meses el orden público ha estado muy alterado, también hay espacio para el arte y la cultura promovida desde la Policía Nacional.
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Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que se ven atrapados, al igual que sus padres, por el miedo al estar rodeados del fuego cruzado que suele sorprenderlos en cualquier hora del día y lugar, han visto en la música un espacio para explorar y expresar sus talentos y de paso sacarle la mejor nota musical a la vida.
Su tutor musical, quien lo creyera, es un teniente de la Policía Nacional que comanda la Estación del municipio de Suárez, la misma que hace una semana fue atacada por los violentos en medio de los tantos hostigamientos que suelen presentarse en esta zona del suroccidente colombiano.
En medio de ese agitado panorama en el que el traqueteo de las armas ha sido y sigue siendo protagonista, el teniente Hernán Darío Chica Franco saca tiempo para construir país, para fortalecer el binomio Policía-comunidad y para hacer patria con la música y los violines en la era de las trincheras.
Chica Franco, que lleva 7 años y medio en la Policía Nacional, no descuida sus otras labores como jefe de la institución en Suárez, siempre está listo, o mejor 5.8, para atender cualquier situación de orden público que se registre. El fusil terciado, una pistola 9 mm en la cintura y su inseparable violín con el uniforme verde oliva lo distinguen entre los demás a la hora de acudir a la sede de la Casa de la Cultura a dictar las clases.
Unos 50 hijos de Suárez, entre niños, niñas, adolescentes y jóvenes son sus estudiantes, mientras que los espectadores suman otro tanto, entre ellos padres de familia que ven asombrados y agradecidos con la labor de este policía.
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