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La extendida crisis social, económica y ambiental de la subregión de la Mojana, donde miles de sus habitantes están a punto de completar tres años inundados por la ruptura de Cara ’e gato, se ha convertido para el Gobierno y, en particular, para la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), literalmente, en un frente abierto con sucesivos reveses, sin solución alguna en el corto plazo, y, por el momento, sin interlocución con algunos grupos de afectados.

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A tenor de su descarnado diagnóstico, el actual director de la entidad es consciente de que heredó un problema monumental, que envejece cada vez peor y en el que Estado, que él representa, tiene una enorme responsabilidad. Aunque también pone en la diana a sectores, según él, enemigos del actual Ejecutivo, mientras no descarta declarar la caducidad del contrato que dice no se está cumpliendo.

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