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Yoryis Enrique Llerena llegó deportado, enfermo, sin un bolívar en los bolsillos, con hambre, y sin su esposa y sus seis hijas que se quedaron en la nación vecina.

Este vallenato de 41 años fue uno de los 56 colombianos expulsados por el gobierno del presidente Nicolás Maduro que entraron por Paraguachón, desde que comenzó la crisis entre Colombia y Venezuela.

Pese al cierre de la frontera con Cúcuta por orden de Maduro y de la expulsión de unos 2.000 nacionales, Yoryis asegura que apenas tenga la primera oportunidad, se regresa junto a su familia.

Llerena llegó en el segundo grupo de 15 colombianos que fueron ingresados al mediodía por Paraguachón, entre los que se encontraban dos mujeres.

Contó que después de haber sido detenidos el lunes en la mañana por autoridades venezolanas en diversos sectores de Maracaibo, fueron dejados en la frontera. 'Yo iba en un bus de la ruta Concepción-Maracaibo y por la curva de Molina, la guardia se montó, nos revisó a todos y a mí me dijeron que el pasaporte no servía de nada, entonces me llevaron de una para Migración', relató.

Yoryis llegó junto al barranquillero William Rodríguez, quien contó que llevaba dos años trabajando en una finca en el área rural de Maracaibo.

'Salimos para Maracaibo a comprar algo, detuvieron el bus y me agarraron', indicó Rodríguez, quien asombrado dijo que a los guardias no les importaron las súplicas de su mujer y de su hijo de dos años .

Todos los deportados coincidieron en afirmar que 'no nos dieron ni agua y mucho menos nada de comer, tampoco pudimos bañarnos, por eso nos sentimos humillados'.

Los primeros 41 expulsados llegaron a las ocho de la mañana de ayer y de inmediato, entregados a la oficina de Migración Colombia.

En este grupo había cuatro mujeres, cuatro menores y 33 hombres, quienes venían de Caracas, Valencia, Petare, Guajira, Puente de las Flores, La Victoria y La Cabrera. Según las autoridades, entre los deportados, dos estaban cumpliendo penas en centros carcelarios y los demás no tenían los documentos en regla. Uno de ellos tenía una orden de captura vigente por un homicidio registrado en Barranquilla, al parecer contra un policía.

De los deportados, 28 pidieron refugio y ayuda humanitaria de la Cruz Roja, por lo que fueron llevados a un albergue en Maicao, mientras que los 13 restantes, contactaron a sus familiares.

'El estado de salud en general es bueno, a excepción de una persona que presenta incapacidad para caminar y utiliza muletas. Los deportados permanecieron encerrados en el patio de Migración por motivos de seguridad', indicó un funcionario.

En la frontera, entre los comerciantes, cambistas y vendedores de Paraguachón aumentó la tensión desde que entró en vigencia la orden del cierre de la frontera por Cúcuta.

En el sector denominado ‘La Raya’ hay presencia del Ejército y la Policía, algo que hace mucho tiempo no se veía en esta población de unos 2.000 habitantes.

'Por aquí solo se ven caminando unos seis o siete policías, pero en estos días han enviado soldados, policías y hasta tanques del Ejército', narró un cambista.

El mototaxista Carlos Rojas afirmó que ahora se forman largas colas de vehículos debido a que los controles se han incrementado. 'Esto está muy malo por aquí, la gente no quiere viajar porque piensan que van a cerrar la frontera, entonces no hacemos muchos viajes'.

El cambista de bolívares, Dalniro Reyes asegura que esta moneda la están vendiendo a 5.20 y la compran a 4.50. 'La situación se ha puesto dura y hay semanas en que no se gana nada'.

Agrega que en Paraguachón no llega nadie del Gobierno Nacional, como sí sucede en Cúcuta, 'donde cualquier problema que pasa es atendido de inmediato'.