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El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) detectó graves impactos ambientales en cinco páramos de nuestra geografía que presentan áreas frágiles, asociadas a quemas a cielo abierto, agricultura artesanal, pastoreo y hasta caza ilegal de especies silvestres. Se trata de los páramos de Santurbán, Almorzadero, Cajamarca, Las Hermosas y Guerrero.

Según Juan Antonio Nieto Escalante, director general del IGAC, con la entrada del Fenómeno del Niño estos impactos ambientales podrían intensificar la sequía en estas zonas del país, y afectar recursos naturales como el suelo y el agua.

'Para nadie es un secreto que grandes sectores de los páramos colombianos han sido blanco de actividades agropecuarias, ya que han visto en sus terrenos una oportunidad única para cultivar productos alimenticios y criar ganado sin ningún tipo de control, poniendo así en jaque la sostenibilidad ambiental del país', señala el IGAC en un comunicado.

Sin embargo, en las visitas de campo realizadas por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) para elaborar el levantamiento semidetallado de los suelos en los páramos de Santurbán y Almorzadero (Santander y Norte de Santander), Cajamarca y Las Hermosas (Tolima, Quindío, Valle del Cauca y Risaralda), y Guerrero (Cundinamarca), el panorama encontrado fue más alarmante de lo esperado.

El IGAC realizó diversos muestreos y análisis en varios sectores de estos ecosistemas para evaluar las características y calidad de los suelos, lo que también le permitió analizar tanto los impactos ambientales negativos como positivos causados por la agricultura, ganadería, minería, desarrollo rural y pérdida de la biodiversidad. El resultado fue contundente. En ninguno de los muestreos realizados predominó el cuidado de la biodiversidad, la agricultura o la ganadería sostenible, o la minería con técnicas amigables con el medio ambiente. 

¿Qué encontraron en los páramos?

En Santurbán, el IGAC detectó un 71 por ciento de impactos negativos, principalmente por las prácticas agrícolas que afectan especies vegetales nativas y la construcción de infraestructura y adecuación de vías, y solo un 29 por ciento de impactos ambientales positivos.

En Almorzadero se detectó un 64 por ciento de impactos negativos por el exceso de cultivos agrícolas; en Cajamarca y Las Hermosas, un 62 por ciento relacionado con la quema para la cría de ganado; en Guerrero se concluyó que la agricultura y la minería son los protagonistas de la pérdida de la biodiversidad, con un total de 47 y 17 impactos críticos respectivamente.