Compartir:

Quizá uno de los proyectos viales más importantes y esperados en Cartagena es el acceso de autos por la Vía al Mar, que se construye entre La Boquilla y Crespo.

La obra significa el descongestionamiento vehicular de la calle 70 de Crespo, convertida hoy en un tramo de embotellamientos por la gran afluencia de automotores.

En temporadas de turismo, el caos vial es de gran envergadura. La situación es compleja, porque además de los usuarios de los balnearios de la zona norte, también transitan por esta área los residentes de los complejos habitacionales y edificios que surgieron en este polo de desarrollo urbano y turístico de Cartagena.

El Consorcio Vía al Mar, que mantiene esta carretera rápida entre Barranquilla y Cartagena (y que se convertirá en doble calzada), fue la encargada por el entonces presidente Álvaro Uribe de construir este acceso subterráneo que sale a la avenida Santander, en inmediaciones de las playas de Marbella.

En los tiempos de la alcaldesa Judith Pinedo (2008-2011) se acordó con los habitantes de Crespo no perjudicar el paisaje marino ni afectar la vida residencial de Crespo, y por eso se optó por esta obra de ingeniería, poco conocida en la ciudad. En vez de la ampliación de la calle 70, que implicaba la desaparición de más de cien casas que había que comprar para ejecutar la obra. Con ello, como lo dijo la exalcaldesa Pinedo, prácticamente desaparecería el barrio.

PERMISOS AMBIENTALES. Este año la obra, que tuvo retrasos por causas de demoras en los permisos ambientales, debía ponerse al servicio. Sin embargo, surgieron inconvenientes que ahora la tienen en el ojo del huracán.

Hace unas semanas, los residentes del barrio Crespo empezaron a denunciar la construcción de una elevación que no solo impedía la visibilidad hacia las playas de Marbella, sino que afectaba el uso de este balneario.

Surgieron las protestas contra lo que ya se bautiza como la ‘la loma de Crespo’. Para los habitantes de Crespo y Marbella es un adefesio que rompe con la armonía y belleza de este sector de mar y arena.

La polémica ha tenido grandes alcances. El Concejo de la ciudad se ocupó de esta situación y también hizo críticas por lo que hace el consorcio, que en su defensa argumenta que fue un diseño que contempla una elevación vial y que fue socializado, según ellos, con las comunidades. Además, que el puente en cuestión cumple con todas las normas de ingeniería.

El consorcio también negó que la obra presente problemas en su infraestructura, como lo dijo el director de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, Luis Fernando Andrade Moreno, en visita a Cartagena, en el sentido de que el túnel 'está teniendo problemas con la estructura de concreto. Va a ser necesario un reforzamiento, y el tiempo de entrega se va a dilatar'.

Agregó que se estaban haciendo pruebas en un laboratorio muy sofisticado para determinar el tipo de reforzamiento que había que hacerle.

Esto prendió las alarmas, pero los responsables del llamado túnel confían en que se termine lo más pronto posible, aunque concejales como Pastor Jaramillo, de acuerdo a investigaciones que dijo haber realizado, creen que la terminación implicará un año y medio más de trabajos por culpa de los errores que se han cometido.

Sin embargo, el alcalde de Cartagena, Dionisio Vélez, se ha mostrado partidario del desarrollo de este proyecto y lo significativo tanto para la movilidad como para el progreso de la ciudad y su avance como metrópoli turística del Caribe.

ACEPTAR CAMBIOS. Vélez es enfático en afirmar en que la ciudad tiene que aceptar los cambios que trae el desarrollo y que todas las ciudades del mundo realizan obras de este tipo, sin tantas polémicas. En distintos foros invita a la comunidad a aceptar las obras que traerán progreso para la ciudad, como la de Crespo.

Dijo que el túnel es el inicio de otra megaobra como lo es la reestructuración de los paseos peatonales y de playas desde Marbella hasta el núcleo turístico de Bocagrande y El Laguito.

Un proyecto del que se habla desde hace unos diez años y que estuvo a punto de cristalizarse en el gobierno de Nicolás Curi, pero que fue echado atrás por cuenta de las acciones y denuncias de varias ONG y veedurías ciudadanas que encontraron que las condiciones de desarrollo de esta obra no estaban totalmente claras y había vicios. Con ellos obligaron al Concejo, en 2010, a archivar el proyecto de Acuerdo, que estuvo a punto de aprobarse.

En Cartagena también se realiza la reestructuración de paseos peatonales y de playas.

Este bulevar Bicentenario, como se dio en llamar hace cinco años en homenaje al cumplimiento de 200 años de la Independencia de Cartagena, tendrá un costo de unos $190.000 millones.

Contempla la transformación de la avenida Santander, del malecón de Bocagrande y la recuperación de la zona costera de la Cartagena histórica y la turística, desde Marbella hasta El Laguito. Además, de paseos peatonales, ciclovías y áreas comunes de esparcimiento colectivo, desde el Centro Empresarial y Hotelero Los Corales de Comfenalco-Cafam, en Crespo, hasta el final del sector turístico de Bocagrande.