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El juego Charlie Charlie o juego de los lápices, que está de moda entre los adolescentes y jóvenes en todo el mundo, gracias a que se volvió tendencia en las redes sociales como Twitter e Instagram, no es tan nuevo como parece.

En la Costa y Colombia, este tipo de prácticas, que algunos llaman paranormales, no son nuevas. Las más conocidas en el Caribe colombiano son la de las tijeras, que consiste en incrustar esta herramienta en la mitad de un cuaderno con espiral, para luego convocar a un supuesto espíritu que responde preguntas a las dos personas que sostienen el cuaderno, poniendo los dedos índices en cada extremo de las orejas de las tijeras.

Otros juegos como la 'ouija', el libro rojo, el de los fósforos o el de las monedas, hacen parte de la larga lista de actividades que a lo largo de la vida estudiantil conocen los jóvenes, en especial al final de la primaria y los inicios del bachillerato o secundaria.

Sobre el juego de la moneda, por ejemplo, se conoció el año pasado un caso de tres escolares que supuestamente terminaron poseídas por un espíritu en un colegio de Barranquilla, en límites con Soledad.

Ese juego es mayormente conocido entre la comunidad escolar barranquillera como Pepito Pepito y consiste en lanzar al aire dos monedas de cualquier denominación y hacerle preguntas a Pepito. Si las dos monedas caen en cara, la respuesta es supuestamente sí y cuando salen ambas en sello, no. Cuando las monedas no caen iguales, según la 'teoría' escolar, significa que Pepito no conoce la respuesta.