El cambio climático ha sido tan drástico y rápido en los últimos tiempos que ya se está dando el derretimiento de los glaciares del Polo Norte, del Polo Sur y Groenlandia. De derretirse totalmente los hielos de los polos, los niveles de agua en los océanos se elevarían y la faz del planeta Tierra cambiaria de tal forma que ciudades como Tokio, Buenos Aires, Nueva York, Miami, Lima, Londres, Barcelona, Shanghái, Ámsterdam, Hong Kong, San Francisco, entre otras, desaparecerían bajos las aguas del océano. Tenemos que tomar acción inmediata si no queremos perder por siempre nuestro hábitat. Urge un cambio en las políticas ambientales mundiales. Hay que tomar el toro por los cuernos, como se dice popularmente (ver infografía).
Desde mañana y hasta el 11 de diciembre se llevará a cabo en París la COP21: Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con cuyo llamado las Naciones Unidas quiere que se llegue a un nuevo acuerdo mundial de reducción de las emisiones con el fin de hacer del planeta Tierra un lugar más vivible. Viene bien repasar un poco sobre qué se conoce como cambio climático y por qué los expertos consideran que está cambiando.
El planeta Tierra está localizado estratégicamente en el sistema solar: ni tan cerca del Sol que el agua se evapore, ni tan lejos del mismo que el agua se congele. También cuenta con una atmósfera que cubre todo el planeta como un manto. La atmósfera tiene dos funciones específicas muy importantes: una es no permitir que los rayos del Sol lleguen a la Tierra con toda su intensidad y quemen todo a su paso, como sucede con otros planetas que no cuentan con este escudo protector. La otra, no permitir que el oxígeno producido por los árboles se escape al espacio exterior. Todo esto unido, hace millones de años, fue la plataforma para que el océano sirviera de 'caldo de cultivo', como Oparin lo mencionó en su obra El origen de la vida, para que varias moléculas se unieran y dieran paso a la vida sobre la Tierra.
Luego de muchísimo tiempo de evolución aparece el humano sobre nuestro planeta: el único ser capaz de adaptar la naturaleza a sus necesidades. ¿Qué significa esto? Que el animal pensante, el hombre, comenzó a cambiar la naturaleza para mejorar sus condiciones de vida diaria. En un principio era insignificante el cambio en la naturaleza, pero a medida que el hombre se fue trasladando a otros lugares y creciendo en cantidad, la huella humana sobre la madre naturaleza fue creciendo.
Crecimiento escandaloso. La población mundial en 1800 era de 980.000 mil personas. En 1900 era de 1,650.000 mil y en un poco más de un siglo (2015) saltó a más de 7.000.000.000 millones de personas. A simple vista nos damos cuenta que el crecimiento último es escandaloso. ¿Qué vino con este crecimiento? Los humanos necesitaban más tierras para cultivar, necesitaban más espacio para construir viviendas y todo eso fue realizado a costa de ¡deforestar! Tumbar bosques y selva, destruyendo la flora (plantas) y el hábitat animal. La deforestación contribuye a la resequedad de la tierra y a la erosión (destrucción de la capa superior de la Tierra) volviendo la tierra no apta para plantar.
Aparte del crecimiento descontrolado de la población, el comienzo del uso por los humanos de recursos naturales fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, dio como resultado que se produjeran unos gases, llamados de invernadero, que al ser lanzados a la atmósfera hacían que esta, con el paso de los días, se calentara y el clima tuviera unos cambios drásticos en su comportamiento.
* Docente Programa Ciencias Políticas, Universidad Autónoma del Caribe. Máster en Relaciones Internacionales. Máster en Educación Ambiental