Cuatro años después de que las balas acabaran con la vida del cantautor de champeta John Jairo Sayas Díaz, Sayayín, la justicia condenó a sus asesinos. Se trata de Sergio Andrés Obregón Salcedo, alias el Puya y Fredy Rocha Silgado, alias Bamba.
La Fiscalía y la Sijín lograron establecer, a través de sus investigaciones, que fue alias Bamba quien la noche del 26 de junio de 2012 condujo la motocicleta en la que alias el Puya –para ese entonces de 20 años de edad– iba como parrillero, y desde la que disparó contra varias personas que se encontraban en el establecimiento 'Mi hermano y yo', en Sincelejo. Entre estas se encontraba Sayayín.
El cantante de champeta resultó mal herido junto con otras cuatro personas. Una de las balas se alojó en su abdomen, y 19 días después, el 15 de julio, le produjo la muerte.
Su deceso ocurrió a las 3:30 de la madrugada en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica María Reina.
La pena
El Juzgado Único Especializado del Circuito de Sincelejo condenó a 'el Puya' a 37 años 8 meses y 3 días de prisión, así como al pago de una multa de 23.175 salarios mínimos legales mensuales vigentes para 2012 en calidad de autor realizador del homicidio agravado del Sayayín, en concurso homogéneo sucesivo con homicidio por la muerte de Tirso Hernández, en concurso homogéneo sucesivo por el homicidio de Osnáider Ortega Guerrero y en concurso heterogéneo con el delito de porte de armas de fuego.
A 'Bamba', quien transportó al asesino de Sayayín, el juzgado le impuso una pena de 35 años y 9 meses en calidad de coautor realizador del delito de homicidio agravado.
Esta sentencia, que cobija a ocho personas más, entre ellas dos mujeres, fue ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Sincelejo y contra ella solo procede el recurso de casación. Sin embargo, el juzgado profiró la sentencia de forma anticipada porque los procesados así lo solicitaron.
Con esto, ellos aceptaron la responsabilidad en la comisión de más de 10 crímenes y otros atentados perpetrados en la ciudad de Sincelejo, tanto en su área urbana como rural en 2012.
Según las autoridades, y así reza en el expediente, estas personas hacían parte de bandas criminales denominadas para ese entonces como Rastrojos y Paisas, dedicadas al tráfico de droga, homicidio y extorsión actuaban mediante la modalidad del sicariato.
Los otros condenados
El Juzgado Único Especializado también condenó en esa misma sentencia a Llensi Soraida Bueno, alias la Tía; Angie Paola Socarrás Villa, Giovanni Omar Guette Martínez, Néstor Antonio Mercado Licona, Jorge Emilio Olivera Álvarez y Maicol Eduardo Ortiz Ortega a la pena de 5 años y 15 días de prisión, así como multa de 1.701 salarios legales mensuales vigentes para el año 2013 por ser responsables en calidad de coautores del delito de concierto para delinquir.
A Julio Vergara Leguía, el Juzgado le había impuesto una pena de 55 años y 7 meses de prisión y su defensa apeló. El Tribunal Superior de Justicia acogió el planteamiento de su abogado, y se le rebajó la pena a 53 años y 3 meses y pago de multa de 16.350 salarios mínimos legales mensuales vigentes como coautor realizador de homicidio agravado.
Y a Deivis Johan Pérez Mercado lo condenaron a 10 meses de prisión y pago de una multa de 9.225 salarios mínimos legales mensuales vigentes para 2012.
Las otras víctimas
Entre las muertes que le son atribuidas a esta organización está la de un comerciante de apellido Duque, que ocurrió el 19 de noviembre de 2012; la de Luis Alberto Hernández, el 18 de septiembre de ese mismo año; la del veterinario Carlos Alberto Vergara ocurrido el 26 de julio de 2012, la de Richard Antonio Hernández asesinado el 10 de noviembre de 2012; crimen de alias Morcilla; Wilson Salas Mendoza, el taxista asesinado el 26 de agosto de 2012; el crimen de un niño de 2 años y un adulto el 2 de septiembre de 2012, en el barrio Santa Cecilia; Johana Fernández asesinada el 11 de octubre de 2012 y Johan Arroyo, asesinado el 18 de septiembre de ese mismo año.
En el lugar equivocado
El accionar de estas personas que, según las autoridades, atentaban contra los establecimientos de comercio que en Sincelejo no accedieran a sus pretensiones extorsivas ratifica que el crimen de Sayayín se produjo por estar en el lugar equivocado, puesto que quienes lo hirieron de muerte llegaron a ese establecimiento a cumplir con las amenazas que les habían hecho a sus propietarios.
Un caso similar ocurrió en una fábrica de bloques ubicada sobre La Variante a Tolú y en donde resultaron heridos con varios balazos un empleado. Así habría sucedido con el hecho registrado en la ferretería Ferrocanchi, situada en la Avenida San Carlos, y en donde debido a una de estas actuaciones delictivas un uniformado de la Policía Nacional que había sido asignado como escolta en ese lugar también fue herido con un balazo en el rostro. Los propietarios de la ferretería tuvieron que cerrar sus puertas y de paso cambiar de domicilio.
Con esta condena quedan esclarecidos los crímenes perpetrados entre junio y diciembre de 2012 en Sincelejo. Esta fue una de las temporadas más críticas para la seguridad en la capital sucreña debido a que sus víctimas eran personas de mucho reconocimiento en la ciudad.