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Quienes asistieron al foro de la Cámara de Comercio Colombo-americana celebrado en Barranquilla el pasado jueves no pudieron ocultar su desencanto cuando el exministro Jorge Humberto Botero afirmó que uno de los grandes obstáculos que tendrá que superar la Región Caribe para hacerle frente al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que ya se nos vino encima, es el enorme rezago que presenta la Región y que se refleja en los peores índices de pobreza del país. “La pobreza extrema y la desigualdad social atentan contra el éxito del Tratado”, sostuvo Botero.

En ese mismo sentido se pronunciaron otros de los invitados, entre ellos Martín Gustavo Ibarra -otro experto en TLC- quienes sostienen que las condiciones de desigualdad en las que se ejecutaría el Tratado en la actualidad, podría convertirse en el más grande obstáculo para el éxito de la iniciativa comercial. “Mientras Estados Unidos ya tiene listos los productos que nos vendería, nosotros no sabemos ni siquiera qué les vamos a ofrecer”, dijo uno de los asistentes al foro.

En el caso del TLC, es evidente que los sueños de quienes lo promueven contrasta con la crudeza que muestra la realidad, especialmente en lo que tiene que ver con la Región Caribe, que debería ser la gran beneficiada del Tratado, pero que, dadas sus actuales condiciones de atraso, podría convertirse en la gran damnificada. Los paupérrimos indicadores de lucha contra la pobreza, a los que se refiere el ministro Botero, son apenas uno botón de muestra.

Hay otros indicadores, igualmente desoladores: la cacareada modernización de los puertos en las tres ciudades principales de la Región está durmiendo el sueño de los justos en las oficinas de los ministerios de Bogotá y a la espera de que desde la Región Caribe alguien se apiade de dichas iniciativas y las convierta en agentes dinamizadores del desarrollo regional.

Ello para no hablar de las vías que ya deberían estar construidas y que solo aparecen perfectamente diseñadas en el papel. La verdad es que hoy por hoy no hay una sola gran vía en construcción en la Región Caribe, mientras que en Antioquia y Cundinamarca -para solo citar dos ejemplos- se adelanta la construcción de dobles calzada y otros grandes proyectos. Y eso que nosotros tenemos tres puertos por donde se supone que entrará la mayoría de los productos que importemos y saldrá la mayoría de los que exportemos.

¿Qué tiene la Región Caribe para ser competitiva una vez entre a operar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos? ¿Cuáles son nuestras fortalezas y cuáles nuestras debilidades? ¿La suerte del TLC depende sólo de nuestra infraestructura? ¿Hay condiciones para ser competitivos?

Óscar Montes

@leydelmontes