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Miles de personas salieron ayer por las calles de las principales ciudades del país para exigir al Congreso de EEUU la “aprobación inmediata” de la reforma migratoria, actualmente paralizada en la Cámara de Representantes y debilitada en el debate público por el cierre parcial del Gobierno.

El “Día Nacional para la Dignidad y el Respeto” congregó a numerosos activistas en más de 60 ciudades de 39 estados del país, quienes exigieron una reforma integral que legalice a 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos.

La jornada, que en muchas ciudades no reunió la asistencia esperada, se inició desde tempranas horas, como ocurrió en Chicago, donde el gobernador de Illinois, Pat Quinn, y el alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel, despidieron en el Parque Unión a dos caravanas que partieron a las ciudades de Wheaton y Taylorville para pedir a los legisladores republicanos Peter Roskam y Rodney Davis su apoyo a la reforma.

La movilización no alcanzó a congregar la misma asistencia que la marcha de 2006 realizada en contra de la política migratoria, pero aún así se observó entusiasmo en los cerca de 2.000 participantes.

El proyecto de ley, aprobado en junio pasado por el Senado y que da una vía para la legalización de los indocumentados dentro del país ha perdido protagonismo en la última semana ante el cierre parcial del gobierno federal ocasionado por la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas para la aprobación del presupuesto fiscal. Efe