Desde el mismo momento en que sucedió, hace ya 21 meses, la muerte violenta de Luis Andrés Colmenares Escobar, un destacado y carismático estudiante guajiro de la reconocida Universidad de Los Andes en Bogotá, ha estado rodeada por situaciones tan sospechosas que la mayoría de los colombianos no dudan en que el caso ha sido manipulado para evitar que haya justicia. Para empezar, aquella fría madrugada del 31 de octubre de 2010 su cadáver no aparecía en el imperceptible cauce del caño del Parque El Virrey, donde su amiga de universidad Laura Moreno, con quien comenzaba un romance luego de que esta se separara de Carlos Cárdenas, decía que había caído tras correr y lanzarse.
Después se desaparecieron los videos de seguridad de toda esa zona de El Virrey; el informe forense de la necropsia fue muy distante a las verdaderas lesiones mortales que la víctima sufrió y hasta se fraguó un insospechado complot, en el que intervino la familia de Cárdenas que es el principal sospechoso de lo sucedido, para quitarle la investigación al fiscal Antonio Luis González, quien descubrió que estaba ante un asesinato y no un accidente y menos un suicidio. En medio de, por lo menos, ocho situaciones que generan serias dudas, la conclusión a que se ha llegado es que entre varios universitarios, que se decían amigos de Colmenares, existe un macabro ‘pacto de silencio’ para proteger a los responsables del homicidio, lo que le ha impuesto a la Fiscalía General el reto de descubrir la verdad. Esas actuaciones sospechosas son:
El cadáver no estaba
Pasadas las tres de la madrugada del 31 de octubre de 2010, Laura Moreno dijo que Luis Andrés Colmenares comenzó a correr y se lanzó al caño del Parque El Virrey en la carrera 15. Policías que estaban en el CAI cercano lo buscaron pero no lo encontraron. Varios bomberos llamados de emergencia rastrearon el lugar por horas, se metieron al caño de débil caudal y baja capacidad de arrastre, pero tampoco hallaron nada. Casi 18 horas después, a las 9 p.m. de ese mismo día —domingo de poca circulación de personas— apareció el cadáver en el sitio que decía la joven.
Cuestionamiento a Medicina Legal
La necropsia practicada en Medicina Legal, por Leslie del Pilar Rodríguez, dijo que Luis Andrés sufrió una fractura. En julio de 2011, el fiscal 11 de la Unidad de Vida, Antonio Luis González (foto), quien había asumido el caso en reemplazo de Édgar Saavedra, le muestra las fotos del levantamiento al forense Máximo Duque y coinciden en que algo extraño hay en la muerte. El cadáver es exhumado y se encuentra que el joven sufrió 7 fracturas, entre otras: en el frontal, producida por un golpe muy fuerte; en dos vértebras, como si lo hubieran desnucado, y en el paladar. Además, se concluye que murió boca arriba y que agonizó más de 12 horas.
Se perdió el primer informe policial
Como las nuevas evidencias desvirtuaban la línea investigativa errónea hacia la que fue inducido el proceso desde un principio, para decir que el joven se accidentó o se suicidó, el Fiscal 11 inició nuevas pesquisas bajo otra hipótesis: Colmenares fue asesinado de manera brutal. Entonces, se encontró con que de la carpeta de la investigación había desaparecido el primer informe rendido por los policías del CAI de El Virrey.
Acta de levantamiento incompleta
También se encontraron serias deficiencias en el acta del levantamiento del cadáver elaborada por los investigadores del CTI que atendieron el caso. Se omitieron muchos detalles considerados vitales para la investigación. Incluso, la forense Rodríguez dice que la necropsia que le cuestionaron se basó en esa acta y reveló que tampoco le entregaron el álbum fotográfico del cadáver.
Desaparecen videos
Apoyado por la Sijín de Bogotá, González comenzó a buscar otras pruebas y descubrió que también desaparecieron los videos de las cámaras de seguridad de más de 12 locales comerciales de esa zona de El Virrey. Ni siquiera halló los de las cámaras públicas.
Cambiar el Fiscal 11
Interceptaciones de la Sijín descubrieron que la familia de Carlos Cárdenas, principal sospechoso, gestionaba con la abogada Aydé Acevedo que al Fiscal 11 le quitaran el caso y que el proceso se archivara. El objetivo era que la muerte de Colmenares quedara como un suicidio o accidente. ¿Por qué si Cárdenas dice que es inocente, su mamá, María del Pilar Gómez (foto), le informa en una conversación que Acevedo tenía una reunión con el director de Fiscalías, Néstor A. Novoa, para que a González le quitaran el caso? Novoa negó la maniobra, pero se descubrió que él conocía a Acevedo pues el marido de esta es su contador.
¿Qué sabe Valderrama?
De las interceptaciones surgen preguntas como ¿por qué Cárdenas llama a Laura Moreno (foto) y le informa de las gestiones para cambiar al Fiscal y cerrar el caso? y ¿qué más sabe el universitario Juan Pablo Valderrama quien en diálogo con Gonzalo Gómez le dice que insultó a un tal Memo diciéndole: “ojalá y nunca se le olvide y lo atormente toda su vida lo que usted hizo esa noche…”, y comenta que también le recordó a Memo que este afirmaba: “dejemos a ese negro hp…”
Dos testimonios desestimados
Por amenazas de muerte para que abandonara Bogotá, en junio pasado José Wílmer Ayola testificó ante la Sijín que él y su amigo Tizón vieron la mortal paliza que recibió Colmenares. Dijo que en ese escenario criminal Laura Moreno, presuntamente, cacheteó y le quitó el celular a Luis Andrés cuando este, agredido, quiso llamar a alguien, y aseguró que Carlos Cárdenas fue, supuestamente, quien le dio un fuerte botellazo en la cabeza a la víctima. La jueza María Vallejo desestimó el miércoles el testimonio al considerar que Ayola no estuvo en El Virrey esa madrugada sino en el conjunto residencial Bochica, como lo certifican planillas de la empresa donde trabajaba. El vigilante ha explicado que él firmó cuando regresó a las 6 a.m. pues la Noche de Halloween se evadió del turno, en común acuerdo con sus compañeros. La Jueza tampoco validó el testimonio de Jonathan Martínez quien vio lo mismo que Ayola. La funcionaria considera que los testimonios son muy parecidos para ser verdad, algo que la familia Colmenares considera ilógico porque “ni Ayola ni Martínez pueden decir cosas diferentes a las que observaron”.
Por José Granados Fernández
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