China, además de ser el país más poblado del mundo, ha tenido un crecimiento económico que ha impactado a toda la esfera internacional.
Viajar a esta exótica nación, ubicada al este del continente asiático, se ha convertido en el sueño anhelado de muchos viajeros, por el inagotable recurso turístico que ofrece, pero también en una necesidad vital para los grandes hombres de negocios que la miran comercialmente.
Muchos son los que previamente, antes de visitarlo, se preparan para aprender a hablar su idioma oficial: el mandarín, u otros dialectos que dan la posibilidad de comunicación durante la estadía.
Los intensos contrastes en su temperatura permite disfrutar diversas estaciones del año, sin embargo, los meses que son mejores para conocer este país son abril, mayo, junio y octubre.
Y precisamente en el décimo mes del calendario, China se alista para la gran feria de negocios, evento tan esperado en el mundo de los negocios por su característica multisectorial que lo convierte en una oportunidad para encontrar el producto más adecuado.
Nubia Prado, gerente de la agencia de viajes Aloha, afirma que teniendo en cuenta las condiciones del país, lo recomendable es recurrir a ofertas de viajes organizadas por agentes experimentados que sepan moverse en la complejidad institucional, política y burocrática de China.
“Para lograr que este viaje sea rentable y exitoso, asesoramos a los viajeros analizando los objetivos comerciales que se han trazado y ejecutarán a su llegada al país asiático. De igual manera, con especialistas en la materia, se estudia la oferta de proveedores que encontrarán en la feria, de acuerdo a las necesidades planteadas”, anota la ejecutiva de la agencia de viajes.
Además de la asesoría comercial y de negocios, asegura que tiene organizado un plan turístico para los viajeros que desean conocer otros atractivos durante el viaje, entre los que sobresale Dubái, con su magia, lujo y confort, para disfrutar tres días y cuatro noches.
Por su inmensidad, China permite viajar durante días sin repetir paisajes o lugares.
Por Fabiola Oñoro