*Juan David Rojas.
Usuario de Wasapea
Poco a poco empieza a esclarecerse el panorama político para las elecciones del próximo año en el Atlántico. Los precandidatos comienzan a visitar a líderes sociales y políticos. Las estrategias van apareciendo y el ajedrez da inicio, con el único fin, de derrocar al oponente y conseguir la anhelada victoria.
Varios funcionarios preparan sus cartas de renuncias para adentrarse en el ejercicio de lograr un espacio en un cargo de elección popular. Lo que sí queda claro es que la opinión pública ha ido cambiando y las formas tradicionales de hacer política deben ser replanteadas.
En los últimos años hemos visto cómo las campañas, a través del marketing y la comunicación política han entrado a incidir en la opinión pública, que al final de cuentas, es la que decide. Además, con las nuevas generaciones han surgido distintas interpretaciones del ejercicio político, teniendo en cuenta que la juventud tiene una mirada más abierta de la realidad y ha expresado su hambre de cambio en la gestión pública. No solo mediante redes sociales y plataformas web, sino también ejerciendo su derecho a la participación ciudadana. La pasada Consulta Anticorrupción demostró que esto es un hecho.
En el caso del Atlántico empiezan a moverse las estructuras alrededor de varios candidatos que desean llegar a la Gobernación. Algunos con un trabajo más adelantado que otros, pero todos, con el mismo deseo de convertirse en los próximos mandatarios de sus territorios.
En Barranquilla sigue la lucha por el aval de Cambio Radical, Gonzalo Baute y Jaime Pumarejo Heins siguen haciendo las respectivas gestiones para heredar el trono del mejor alcalde de Colombia. Por otro lado, los precandidatos siguen con la difícil tarea de ganarse el corazón de los barranquilleros, mirando quién logra puntear en las encuestas internas que se han venido realizando. Y no es para menos, ya que seguramente, quien logre este apoyo, será el próximo alcalde de la ciudad.
Las campañas de expectativa llegan a los 23 municipios del departamento y los aspirantes a Asamblea, Alcaldía y Concejo no dudan en trasladarse a los lugares más remotos para darse a conocer y tener sus primeros acercamientos con la comunidad. Lo cierto, es que el próximo año el Atlántico se vivirá una de las elecciones más reñidas de la historia.
Las listas de precandidatos son bastante extensas, y los electores cada vez más exigentes, pero solo aquellos que logren vender una imagen que genere seguridad, confianza y compromiso llevarán un pie delante de los demás, y se verán más cerca de la meta. Queda esperar de qué manera los dueños del poder siguen moviendo las fichas en su partida, y como dijo mi amigo el ciego, ¡amanecerá y veremos!