Tal vez por resentimiento contra la clase política reinante en Colombia por el desgreño administrativo, legislativo, judicial, ejecutivo y abandono en general en que tiene sumido a la población, por la prepotencia y falencias que se gastan los funcionarios que deben resolver los problemas que sus cargos les demandan, por la violencia que genera la injusticia social venida de siglos, por la falta de oportunidades para la mayoría de los colombianos que no ven un cambio a la vista que los ayude a mejorar y no a empeorar.
Por no tener una mejor calidad de vida, por no haber cambio en la forma de hacer política en nuestro país, por la corrupción lacerante y mortal es que no se me ocurre ponerle un título a este escrito. Esta es mi forma de protestar, como la mayoría de los colombianos quisieran, y lo hacen en otra forma, porque cada día que pasa sufren más mientras unos pocos gozan más...de las prebendas, ventajas, inmunidad, poder económico y político que los hace invulnerables e inmunes a las leyes que, según la Constitución, nos cobija, obliga y favorece a todos sin discriminaciones y favoritismo.
¿Hasta cuando señor omnipotente de la política homicida, insensible, injusta y apátrida? ¿No creen que ya es hora de hacer un viraje hacia lo social, lo justo y lo humano?
Hay que aprovechar la inclinación de la esfera de Santa Claus, el mandato del presidente Santos y sus loables propósitos y este año nuevecito que comienza con ganas, para ser mejores y justas personas y cambiar el mundo hacia el lado bueno, aunque mejor sea el mundo colombiano. Por todo lo anterior, que me incuba una rabia sorda y silente, no titulo este escrito.
Jorge Segura Merlano
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