En mi vida nunca he asistido a un partido de fútbol, y no conozco todavía el estadio Metropolitano, y contadas las veces que lo he mirado por televisión y creo no haber durado ni diez minutos.
Por supuesto jamás he podido ver jugar al Junior en una final ni a nuestra Selección Colombia; motivo: ¡creo que me daría un infarto!
Soy juniorista por convicción, por barranquillera y por mi hijo, q.e.p.d., y siempre he acompañado al Junior espiritualmente en mis oraciones y con mis veladoras prendidas. Reconozco que nos pone a sufrir hasta el último minuto, pero siempre he creído que Jesús es juniorista y le pongo fe a mis rezos que logramos las estrellas; ya alcanzamos la séptima, con lo cual una vez más nuestro equipo nos reconfirma porque “Junior es tu papá”.
Gracias, Junior, gracias por la felicidad que le proporcionaste a tu pueblo, a tu ciudad, a toda la Costa, a los pobres y a los ricos, a los viejos y a los jóvenes.
Siempre he dicho que el Carnaval y el Junior no tienen estrato social, nos unen en una sola familia y nos hacen olvidar las penas, cualquiera que sean, y sanamente, como buenos costeños, disfrutamos con mucha alegría a Junior campeón 2011.
¡Felicitaciones!
María C. de Daguer