El 31 de julio de este año, el Concejo de Barranquilla concedió la medalla Barrancas de San Nicolás y Mención de Honor a Rafael Cantillo Cervantes, por su labor en la educación durante 50 años. Este reconocimiento sale de su entorno familiar para llegar a la cofradía de sus amigos.
La intención de divulgar el acto no es homologarlo con majaderías como: el educador del año, el maestro más maestro, el docente de lo curricular y lo lúdico. Se trata de compartir la alegría del reconocimiento con quienes conocen sus senderos en la educación, hoy convertida de aprendizaje en enseñanza y en menú de combos como el saber-saber, el aprender-aprender.
Sale de su inolvidable Ponedera. Lo gradúan de normalista en la Normal de Barranquilla. Debuta en La Salle de Cartagena. Es promovido a La Salle de Bogotá. Allí labora con el Distrito y simultáneamente la Universidad Libre, en su mejor época, lo titula Licenciado en Ciencias Sociales. Lo envían a Sincelejo. Retorna a Barranquilla, para vincularse con el Colegio Colón, Colegio José Eusebio Caro y Nuevo Colegio del Prado: en los dos últimos lo confirman Rector Académico.
Un día decide terminar su gestión para contemplar la vida desde la orilla y atragantarse de nostalgias los sábados, evocando a su Ponedera, con la plaza El Placer de los Perros y con El Edificio.
Por todo esto hay que romper los protocolos del magisterio para decirle: Gracias, Rafa, por hacernos felices.
Pedro Cabarcas González
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