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Corea del Norte, “el país más aislado del mundo”, fue colonia japonesa hasta los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. En septiembre de 1945 las tropas americanas llegaron al sur de la península cuando los soviéticos ya habían ocupado el norte. Para evitar líos, un coronel gringo propuso a un general ruso dividir el país a la altura del paralelo 38.

El 25 de junio de 1950 fuerzas del norte cruzaron la frontera, iniciando una de las guerras más sangrientas del siglo Veinte, para la cual Corea del Sur contó con el apoyo de armamento y tropas internacionales (más de millón y medio de soldados, incluyendo un batallón colombiano). Los enfrentamientos terminaron en 1953, pero en principio la guerra sigue. Dueño del cuarto ejército más grande del mundo, el gobierno de Pyongyang, su capital, amenaza ahora al mundo entero. Estas últimas semanas, los medios han sido prolíficos describiendo a Kim Jong-Un, el dictador menor de 30 años que amaga con bombas nucleares y pidió a los extranjeros abandonar Corea del Sur.

Pues bien, si alguien quiere saber quién es realmente este personaje y cómo es el país que gobierna debe leer a José Luis Peixoto, el escritor más premiado de Portugal esta última década y, entre los menores de 40, el de mayor reconocimiento internacional, con un trabajo traducido a más de veinte idiomas y una prosa sencilla, diáfana, sin adjetivos que, a pesar de tanta simpleza –o quizás por ello-, desborda emotividad. Y cala.

El primer libro suyo que leí, hace más de un lustro, fue Te me moriste, un texto de menos de cuarenta páginas que –por la cercanía de las fechas de publicación- se enmarca en esa especie de tendencia de escritores que cuentan relaciones padre/hijo, del cual hacen parte el español Marcos Giralt Torrente, con Tiempo de vida; el chileno Alejandro Zambra, con Formas de volver a casa y; Héctor Abad, con El olvido que seremos.

En noviembre pasado leí “Livro”, una historia centrada a mediados del XX protagonizada por un niño abandonado por una madre que emigra a Francia; y en Navidad, tras su paso por Lisboa, un gran amigo me regaló Dentro do segredo, una extensa crónica sobre su experiencia en Corea del Norte que para entonces llevaba un mes de publicado y ya agotaba las estanterías.

Peixoto hace parte de la delegación de Portugal como país invitado a la Feria Internacional del Libro de Bogotá, y no dudo que será aquel detrás de quién correrán todos los medios, no sólo por su palmarés de premios y traducciones –y por sus brazos tatuados y su pinta de galán con mirada triste-, sino por la actualidad de su última obra.

“Si lees estas palabras es porque estoy vivo”, comienza un capítulo del libro en el que se muestra temeroso de caminar por un país tan disciplinado, con hombres vestidos siempre de oscuro y niños que andan solos, “sin una mínima sombra de miedo”, uniformados con casacas militares.

Dicen que Macondo es Aracataca, pero al leer este libro uno siente que Gabo se inspiró más bien en este país donde todo parece exagerado (según el folleto, el hotel donde se hospedaba Peixoto tenía “más de mil habitaciones”), y en el que, según la Constitución, Kim Il-Sung, padre del Pequeño Tirano, es “Presidente eterno” a quien hay que llamar por siempre “Sol de la humanidad”. Así lo ordena un libro publicado en 1979, titulado “Palabras honoríficas aplicadas al gran líder camarada Kim Il-Sung y uso correctos con referencias a él”.

El mundo en manos de locos: como en tiempos de Hitler, hay razones para temer lo que ocurra el próximo 15 de abril, conocido como Día del Sol por ser el aniversario de Estrella Orientadora, como también se conoce al padre de este dictador.

Por Alonso Sánchez Baute
@sanchezbaute