El déficit de vivienda en el mundo continúa siendo crítico. En Colombia, millones de compatriotas siguen sin techo propio, o si cuentan con uno, lo tienen en condiciones infrahumanas, mientras que otros viven literalmente en la calle.
Esta cruel realidad ha originado diferentes fenómenos como los asentamientos ilegales o invasiones, que emergen fuera de cualquier norma, promovidos por abusadores que se aprovechan de los necesitados llevándolos a conformar zonas de miseria.
Existe además un movimiento mundial que ha venido tomando fuerza, como es el de la ‘okupación’, manifestación de protesta política y social, en defensa del derecho a la vivienda y en contra de la especulación, de los abusadores sistemas financieros inmobiliarios, del latifundio urbano y de los desalojos y desahucios injustos. Los activistas invaden y utilizan temporal o en forma permanente, edificios y lotes desocupados, como reproche también a las desigualdades sociales que existen para adquirir vivienda.
El término “Okupa” surgió en Europa en los 80 y la diferencia entre “ocupar” y “okupar” es que esta última expresión determina el hecho de apoderarse de un lugar abandonado, con fines políticos y de denuncia, en favor de los destechados. Además, cuando son tomados, los solares y edificaciones se convierten en centros asociativos organizados, a sus habitantes se les denomina ‘okupas’ y utilizan medios de comunicación alternativos, periódicos, grafitis, revistas, etc.
Los ‘okupas’ son más que una tribu urbana o simples invasores. Aunque no se puede justificar la ilegalidad de invadir la propiedad ajena, la ‘okupación’ busca llamar la atención sobre los millones de seres que no encuentran un lugar para vivir dignamente.
Por Yomaira Lugo
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