Las mujeres que en Colombia estuvieron por encima de las modas y los tiempos con su personalidad podrían resumirse en Fanny Mickey, Sonia Osorio, Amparo Grisales, la Niña Mencha, Natalia Paris y Nancy Meyer.
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Hoy en mi espacio en la web de El Heraldo, pueden leer el primer capítulo del relato de su vida y creo que va toda la semana, porque es extenso, al final de cada Flash de AL DÍA.
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Nancy ha vivido la vida intensamente. Apasionadamente, con elegancia, arresto y personalidad. Estuvo siempre por encima de cualquier crítica. Célebres sus amores y amigos, yo diría que podría ser nuestra Elizabeth Taylor a la colombiana.
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El general Torrijos, Julio Iglesias, un expresidente de Colombia, aseguran algunos que Julio Mario Santodomingo, un jeque árabe, entre otros, fueron sus novios o amantes.
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Cuando yo terminé de escuchar su historia para un libro, me hizo una cena en su casa con champaña y luego me llevó a un closet donde había cual cantidad de esmóquines. Escoge el que quieras, es un regalo. Revisé y me gustó uno determinado. Y este de quién? - “Este fue de mi marido argentino”.
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Yo vi con mis propios ojos a Nancy, cambiarse tres veces de vestido en la misma noche en una gran fiesta cuando inauguró un casino Samuel Aduén y Jimmy Naar.
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Actualmente Nancy todavía se ve esplendida y elegante. Entra a un lugar y se nota su presencia y su clase. Que eso no se aprende, se nace con ello.
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Gran amiga, gran señora, gran persona mi querida Nancy, a quien hoy le hago este homenaje por nuestra larga e inquebrantable amistad.
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Notas liliputienses: Raro…Valium…Roscones…Pantaleón…El Rosario…Majestad…Heroico.
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Primera parte del capítulo dedicado a Nancy Meyer, Una vida apasionada, de mi libro ‘Barranquilla de mis amores’, tomo I.
Nací el 15 de diciembre de 1944, el mes más lindo que tiene el año, es el mes de la alegría, donde están los foquitos como yo, encendidos desde que nací. Yo soy Nancy Esther, y lo más charro de esto, es que el Nancy no sé de donde viene, porque en el registro civil aparezco como Esther solamente, Esther Meyer de Gwermán de Ribón, hija de Elvira Rojas de Germán de Ribón de Mompox, cuyos padres eran españoles, mis abuelos se radicaron, a su llegada de España, donde queda en este momento la Biblioteca Departamental y donde está la Corporación de Turismo, esa era la casa de mis abuelos maternos, ellos donaron eso al municipio. Mi abuela se llamaba Serafina de germán Ribón (la condesa). A mi madre le gustó mucho el comercio, hacía negocios con Aruba, ella llevaba de Colombia cuando el limón era veneno y las calles de Barranquilla eran empedradas, café para Aruba, y traía whisky, y hubo mucha gente aquí en Barranquilla que hizo dinero con esto. Yo nací en Barranquilla, adoro su olor, la bulla, todo me gusta, la he querido siempre y cuando salgo la añoro. Mi padre Humberto Meyer González, descendiente de alemanes, hijo de Zoila González Rincón, una mujer muy valiosa, fue la primera enfermera que tuvo el Ejército colombiano. En el Museo Romántico reposan todas sus condecoraciones, mi padre era mecánico de aviación, cuando prestó el servicio militar estuvo como guardia presidencial, como era de ascendencia alemana prestó el servicio para evitar que lo pusieran en campo de concentración, él estudió en el conservatorio, era cantante de boleros y cantaba óperas, tenía una voz preciosa, actuó en La Habana (Cuba) en la CMQ.
De mis amores puedo empezar diciendo que me enamoré de un primo, hijo de mi tía Hilda Meyer de Marún, hermana de mi padre, ella jamás estuvo de acuerdo con este amor, ya que éramos primos hermanos, ella vive actualmente, pero él ya no está, su nombre era Fabio, nos enamoramos siendo niños, tenía yo 12 añitos apenas, y ya me metía en los billares a jugar con él, me montaba en un palo de ciruelas y de allá me tiraba encima de él, todas estas locuras vividas en Ocaña le ponían los nervios de punta a mi tía y a él le decían que me habían visto jugando billar en el Club Ocaña, y mi papá lo único que comentaba era que dejaran a su hija quieta, que eso eran cosas de niños, pero el peligro empezó cuando fui grande, con mi primo hice muchas locuras, en la finca de él, que quedaba en Ocaña, yo le puse velas a los muertos mientras tomábamos champaña y él me cantaba. Cierta noche en la finca, desnudos montamos a caballos sin riendas, mientras recitaba para mí, pasó el tiempo, mi tía estaba en Estados Unidos y cuando llegó le dijeron que su hijo había estado con una mujer rubia, alta, lo más elegante, y ella dijo no tiene más que decirme, esa es mi sobrina. Yo lo quise mucho a él, era lindo, él murió y me enteré después de mucho tiempo y eso me dolió mucho, porque me hubiera gustado estar cerquita de él, era un bohemio como yo, y lo voy a recordar siempre.
Yo tuve tres hermanos por parte de padre; de madre y padre solo fuimos mi hermana Mildred y yo, aunque mi mamá también tuvo otros hijos después.
Mis padres se separaron muy jóvenes, yo era una niña, y a nosotras nos crió nuestra abuela Zoila, fue la primera enfermera que tuvo el Ejército colombiano, ella prestó el servicio militar en la guerra de Corea y estuvo en el conflicto peruano. Yo vengo de familia valiente, de gente especial, tuve tres tíos que fueron a prestar el servicio militar en la guerra.
Mi niñez fue lindísima, por eso soy tan feliz interiormente, a pesar de que ya con los años pasan tantas cosas, pero tuve una niñez feliz, llena de mucho amor, de comprensión, mis padres eran unas personas muy liberadas, nunca nos levantaron con tapujos. A nosotras nos enseñaron glamour, a tener una cama bien tendida, hacer la mesa, galletas y teníamos nana, pero mi abuela decía que para mandar uno tiene que saber. Conozco todo sobre etiqueta y cada una de estas cosas se las inculco a mi niña Natalie.
En mi casa se escuchaba música clásica. Me eduqué en un colegio bellísimo como lo es el Gabriela Mistral en Salgar, ese era un colegio de las Arrieta, donde nos enseñaban cultura general, teatro, poesía, ballet a cargo de Rosita Lafaurie, y la que enseñaba piano era la señorita Sojo; Alfredo de la Espriella nos daba teatro, él es el retrato de Dorian Grey, desde que yo era niña, él siempre con su sonrisa en los labios, y su gran amabilidad. Adoraba yo a la seño Reja que era la directora del colegio, porque después Amira de la Rosa se fue a España, cuando eso yo era apenas una niña, tenía 10 o 12 años. Mi hermana Mildred y yo estábamos estudiando internas en el Gabriela, que se lo llevó el mar. Mi abuela nos puso internas en esa época, porque ella iba a Cuba a ver a su hermana que vivía en La Habana y aunque teníamos nana nos dejaban más seguras en el colegio. La seño Reja era mi madrina y directora del colegio, así transcurrió mi primaria, y el bachillerato fue divino, lo hice en el Colegio Americano, y la directora era miss Dickenson y la de disciplina era miss Braldy, una mujer bravísima. Yo fui decenas de veces a la mesa verde, que eran los castigos que recibía cuando no hacía los deberes, porque yo les decía que mi mamá estaba pagando, y que yo no iba a hacer oficios, pero mi hermana Mildred era siempre chupamedias – y ella los hacía por mí – pero después aparecido un obispo, y dijo que los hijos de católicos que estuvieran en ese colegio no podían seguir ahí porque los excomulgaban, ya que el Americano en esa época no era católico, era de norteamericanos, luego me pusieron en un colegio de monjas, pero apenas demoré medio año porque le dije a mi mamá que me pusiera nuevamente en mi colegio y que no me importaba si la excomulgaban.
Mi abuelita nuevamente me metió al Americano, pero estuve en dos colegios, uno el San Juan Bosco, de donde me expulsaron, el otro el Lourdes, donde duré medio año, porque me expulsaron temporalmente, porque mis amigos me llevaban serenata. Allá también estuve interna, entonces ellos iban de noche con un trío y eso era un escándalo. En ese tiempo, Rafael Gerlein era mi noviecito, muy educado, también fui novia de Carlitos Díaz Granados. Yo nací en la 43 con la calle 60, en una casa grande, gris con rojo, que siempre me trae añoranzas, fue lo que nos dejó mi abuelita, y quisiera siempre conservarla como ella la dejó.
Mi juventud fue muy bella, me divertí muchísimo, eran una diversión y una libertad sanas, las fiestas eran de 2 a 6 de la tarde, o de 3 de la tarde a 7, 8 de la noche, hacíamos paseos en las fincas de los amigos, paseábamos en lancha, fui reina en el año 60 del Automóvil Club de Colombia, a mí me coronó en el estadio Romelio Martínez, el cónsul de Venezuela de esa época que se llamaba Aquiles Yivirín, en ese entonces tenía 15 años. Las personas pensaban que yo tenía más edad, por mi estatura y mi cuerpo, después fui reina de los periodistas, nombrada por Álvaro Cepeda Samudio, un gran escritor que no le han dado la importancia que merece, él me nombró reina, un año antes había sido Olguita Pumarejo. Al año siguiente, fui reina internacional del Turismo y viajé a México, ahí tuve el placer de conocer a Cantinflas, Mario Moreno, ambos quedamos encantados, pero como amigos.
En lo que a educación superior se refiere, estudié historia del arte en Bogotá, porque siempre quise tener una galería, lo que sin conocimiento del tema no se podía, me tocó aprender desde la época bizantina hasta el siglo XX, luego monté una galería en Barranquilla en el año 72, creo que fue una de las primeras de esta ciudad, su nombre era Galería de Arte Contemporáneo y quedaba ubicada entre las calles 75 y 76, fue la más importante que tuvo este país en esa época, más que todo lo hice en honor a Alvaro Cepeda Samudio, quien siempre me decía que él quería tener un templo de la cultura, ahí vendía material didáctico y en los jardines se tocaba guitarra y también iban los mariachis en las noches, realizábamos cócteles cada quince días, donde invitaba artistas, pintores. Todo lo que tenga que ver con las artes me fascina, la pintura, la música, mi hobbie es leer, me considero ratón de biblioteca, nunca leía comic, ni novelas de Corín Tellado, jamás lo hice, siempre he creído que la vida mía es una novela y para qué leer más novelas? La primera persona que sacó cuadros con marcos de colores en Colombia fui yo, y el paspatú a color aquí no se conocía, es lo que agranda la obra, le da un colorido, así pues tuve galería y marquetería, me inauguró la galería Jorge Child, un escritor de Bogotá, la galería duró muchos años, luego me fui a vivir a Inglaterra, pero Fanny Gontovnik siguió al mando de la galería, muy amiga mía, le decimos cariñosamente la negra, una niña judía, muy bella en todo, ella siempre me preguntaba que cómo hacía para vender todos los cuadros, yo ponía en las paredes 45 o 50 obras y todas se vendían, también estuvo trabajando conmigo en la galería Ivonne Salcedo, otra amiga mía.
Mi vida ha sido muy variada. Hay gente que solamente recuerda una época de su vida, que fue bonita porque tuvo mucho dinero, y como ya no lo tienen, entonces son personas frustradas, yo nunca he tenido frustraciones, ni estoy pensando en lo que yo tuve, yo vivo mi vida y soy feliz espiritualmente y todas mis épocas para mí han sido importantes, igual me da tener 100.000 pesos en el bolsillo que tener una moneda de 100 pesos y soy igual de feliz, un día puedo comer cucayo solamente y otro día caviar con champaña y sigo siendo igual…
Continuará…
Por Édgar García Ochoa