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El poeta Álvaro Mutis solicitó que sus cenizas fueran esparcidas en el Tolima, tierra donde nació. Y lo complacerán. Igual ocurrió con el pintor Darío Morales, quien murió joven en Paris y sus cenizas fueron lanzadas en la Bahía de Cartagena. Lo mismo solicitó el cantante cubano Orlando Contreras, quien dijo que como no podían sus cenizas llevarlas a Cuba, las lanzaran en una ciudad que se le parecía.
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Otro célebre que quiso quedarse con sus restos en Cuba fue el bailarín español Antonio Gades, marido de Marisol, célebre cantante. Eran comunistas y amigos de Fidel Castro.
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El episodio más extraño le ocurrió a la cantante de ópera María Callas. Sus amigos alquilaron un yate para lanzar sus cenizas en Grecia y durante la ceremonia empezó una tormenta y la urna que contenía los restos de María se abrió y salieron en polvorín, y algunos invitados que tenían la boca abierta se tragaron las cenizas de la exmujer de Onassis.
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Hay dos personas siempre cuestionadas, pero que se salen con las suyas y son Enilce López y Obdulio Gaviria. Siempre están en primera plana “duélale a quien le duela”.
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Hasta para los crímenes Barranquilla se ha convertido en una ciudad cosmpolita. El caso de la extorsión con ácido, y las muertes de descuartizados como hacía la mafia italiana.
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Lo que no se ha visto hasta ahora es el “corte de franela”, como ocurría en la violencia política de los chusmeros. Hace un picotón de años.
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Notas liliputienses: Zorro…Manzanita…Polka…Agravio…Mesura…Serranía…Merienda…Mole
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Ahora la tercera parte del capítulo Una vida apasionada, dedicado a Nancy Meyer, de mi libro ‘Barranquilla de mis amores’, tomo I.


Quiero contar otra historia linda y es sobre una gran amiga mía que la quise mucho, le decía tía Evita, ella era Evita Lemus Falquez, una mujer extraordinaria con todo y edad avanzada, tenía el espíritu de una mujer joven, tocaba guitarra, cantaba, decía poesías, gran cocinera y anfitriona. Cumplía años y tenía un gran problema, porque sus hijos mellos estaban enfermos, y la embargaba una tristeza muy grande y era su onomástico y yo quería que la pasara bien y me dijo que no iba a salir a ninguna parte, al día siguiente yo me ingenié, y le dije una mentira, que estaba malísima, que me estaba muriendo y no quería ir a la clínica y ella ha cogido un carro y ha ido a mi casa que yo vivía en una isla privada en Miami, y cuando llegó de entrada la estaban esperando unos mariachis, todo estaba sincronizado perfecto, y mandé a poner en un helicóptero una estera que decía: “Evita de Colombia, felicidades”, un pudín grandote y desde el helicóptero caían miles de flores en la piscina, mi idea era reanimarla porque estaba pasando por un momento difícil, se puso muy feliz, ella ya murió, siempre la voy a recordar.

En otra ocasión ella me dijo que quería ver a la Tongolele y la traje desde Nueva York, la metí en una caja sorpresa, y como la había llevado a dar una vuelta, la emoción fue muy grande cuando ella vio su casa llena de globos y una orquesta al fondo, la orquesta sonó y luego le dije abre el regalo que te traigo, ella me dijo para qué me traes una nevera si ya yo tengo? Cuando la destapó era la Tongolele.

En otra ocasión mi amiga Gladis estuvo muy deprimida, porque se le había muerto su esposo, yo la llamaba y sufría con ella el problema, y quería estar con ella, pero no podía porque estaba fuera del país, entonces para que se restaurara y el dolor no fuera tan grande, le mandé un hombre de 24 años para que se enamorara de él y el hombre ha dicho: “Señora, usted me inspira una gran ternura, pero no soy capaz de enamorarla”, ella respondió, solo a Nancy se le ocurre una cosa de estas, el muchacho pertenecía al ballet de una famosa compañía, lo mandé desde los Estados Unidos a Colombia con tiquetes pagos y todo.

Lo que está en bronce de la Última Cena de la Catedral Metropolitana, lo regalamos mi hermano Willy y yo, porque la Catedral estaba sin terminar y había sido todo un éxito un evento que habíamos realizado para ese entonces, un desfile donde participó mi amiga Vicky Snurvo, como diseñadora de vestidos, ese fue el desfile del año 2000 aquí en Barranquilla. Uno de los jurados fue Alejandro Obregón, al obispo le gustó y nos propusimos hacer algo parecido para recoger fondos para la catedral, y realicé el desfile de la modelo del año, eso fue inventado por mí, pero año después Cromos se lo robó. Quiero decir con esto que yo he contribuido en algunas cositas con Barranquilla, yo recogí en compañía de la hermana Luisa, la de la Policía, niñitos y mis amigos en ese tiempo, los dueños de la Pepsi Cola, Eduardo Pérez Rediles, ellos en esa época me donaron neveras, gaseosas semanales, abanicos, ellos son de Venezuela.

Los viernes y domingos eran de reuniones con un grupo de amigos, entre ellos Julio Mario Santodomingo, quien preparaba pastas a la boloñesa, allí nos reuníamos Ricardo González, Judith, Eduardo Mendoza, Gladis, Turi, Roberto Pumarejo y cada uno iba llevando algo para la comida y Julio Mario Santodomingo se ponía un delantal y cocinaba, qué chévere era todo aquello, tuve un romance muy lindo con el Chino Navarro, Luis Fernando Navarro, que es el dueño de Café Universal, lo quise muchísimo, fue uno de mis grandes amores, yo le cantaba rancheras, con él tengo decenas de anécdotas. Con Ramón Navarro íbamos a la finca y al pueblo de Baranoa y se vestía de árabe, nos hablaba en un idioma que no lo entendía ni él mismo, miren a Ramón con sus iniciativas, miren qué cantidad de gente rara que trajo, porque era que él también nos vestía a las personas que lo acompañábamos, igual que a los árabes, él fue quien organizó junto conmigo la gran fiesta de Puerto Colombia, y como esa más nunca la gente volverá a ver otra.

Trabajamos desde las 6 de la mañana y eran las 11 de la noche y todavía estábamos trabajando para las fiestas del Mar de Puerto Colombia, se trajo el ballet acuático de la Florida, pero no había rampa, y entonces Ramón se puso maluco y no podía caminar y mandó a Carlos Alberto, su hermano, que viniera donde mí para que fuera donde el general y le dijera que nos prestara unos puentes movibles que ellos utilizan para el Ejército. Fui donde el general comandante del Ejército, que me conocía porque mi abuel había sido condecorada hacía poco tiempo, y me dijo que lo sentía mucho, pero no se podía lo que podíamos, que era de uso privado del Ejército. “Yo no le puedo prestar eso doña Nancy, usted quiere que me quiten los soles, me botan, me destituyen el Ejército, yo no puedo hacer esta locura que usted me está pidiendo que haga”, yo seguía insistiendo, mi general por favor haga lo imposible que esto es mañana y ya tenemos los del ballet aquí y no podemos posponer esto, nuevamente me respondió, “no se puede”, y llegó un momento que sacó un artículo y dijo: “Mire, usted tiene razón, esto lo paga el pueblo colombiano y entonces usted puede prestarlo para que lo vea el pueblo porque más nunca se va a traer”, me dijo “me ganó la partida”, enseguida hago una línea 500 para llamar a Malambo para que le entreguen a usted los camiones con los puentes movibles y los soldados, pero ahí existe un problema doña Nancy, el ingeniero que arma esto se va de vacaciones hoy a las 11 de la mañana y le pedí el nombre del ingeniero y le dije que yo me encargaba del capitán para que me arreglara los puentes, así que me fui hasta Malambo, el capitán estaba armando su maleta porque se iba, lo convencí y durante los 4 días de fiesta se quedó con nosotros, gracias al capitán y al general se pudo hacer esto. Tengo agradecimientos con Martha de la Espriella, que me prestó su casa porque no había donde dar la comida de todos los artistas, habían llegado cocineros de todas las islas, nos sabotearon las fiestas.

Pellín González era el alcalde de Puerto Colombia en ese momento y él nos abrió el puente que era con lo que íbamos a pagar todos los gastos que habíamos tenido, así que no se pudo recaudar ni un peso, lo que tuvimos fue pérdidas, a Ramón lo metieron preso, a mí me iban a poner presa porque debía los taxis, y gracias a mi hermano Willy que pagó los taxis no me pusieron presa, a él le tocó dar un almuerzo a los jurados en el Club Lagos del Caujaral lo mismo que para todos los que participaron en el ballet estos fue unos 9, 10 años atrás, después me voy nuevamente para Bogotá, y estábamos los dos con escasos recursos económicos, y él llamó a Bogotá para irse a vivir al penthouse donde yo vivía en la 70 con primera, llegó con la señora que vivía en ese momento y con sus dos bebés, y pusimos un negocio de alquilar la limusina, se la alquilábamos a los artistas que llegaban, muchas veces él era guía, otras yo, teníamos chofer y yo abría y cerraba la puerta de la limusina y me daban 100 dólares de propina, y Ramón alquilaba la limusina en 250.000 pesos diarios. Fuimos muy compañeros, cómplices de cosas que hicimos, siempre ha sido mi amigo.

De mis amigos puedo decir que tengo muchos, pero tengo uno en especial, que es Alberto Navarro, a quien cariñosamente le decimos el pollo, todo el mundo lo conoce en Barranquilla, es un hombre muy simpático, muy amable, es el dueño del restaurante Mar de Leva y él siempre ha estado para todo lo mío, cuando estoy contenta le participo de mi felicidad, cuando estoy triste igual, lo quiero mucho y le doy gracias por todos los apoyos. Yo tuve un novio en Cartagena que fue Ricardo González Jhonson y terminamos y empezaron a darme apoyo moral, un grupo de amigos como fueron Arturo Martínez, Andrés Salcedo y el Pollo. Ellos consiguieron un camión de Trasteos Rojas, fuimos a Cartagena, y montamos todas mis cosas en el camión, y cuando ya estaban allí, Ricardo otra vez me convencía y otra vez las bajábamos, y así nos pasamos como hasta las 2 de la mañana, hasta que el Pollo estalló, “ya basta de consentimiento, o te quedas o te vas?”.

Soy una mujer que vive de fe, se necesitan pocas cosas para transformar la vida, amor en el corazón, tener en los ojos ternura y ser muy humilde, eso es lo más importante, hay gente que es soberbia, yo recibo la vida como el Creador me la pone todos los días, he sido una mujer de grandes amigos, de grandes amantes, de grandes esposos y amores. Yo fui novia, cuando aún era niña, del hijo de Andrés Gómez Támara, Andrés Gómez García, él fue una persona muy especial conmigo, lo mandaron a estudiar a los Estados Unidos y nos escribíamos, y ahora a veces nos encontramos. También fui muy amiga de los Vélez, Fernando Gerlein, Edgardo Martínez, Miriam Martínez, esposa de Luis Alberto Santodomingo, la mamá de Isabella, el señor Julio Mario Santodomingo, Carlos Pizarro, Navarro Wolf es una persona que he admirado mucho, Eduardo Mendoza Lince, siempre está ligado a mi vida con ellos, Gladis, Nury González, Marina González. Hay otra época en mi vida que fue muy importante, un sitio en Bogotá que se llamaba Las Torres del Parque, en esa época venían de Cartagena Jaime González Jhonson, Ricardo, estaba Reynaldo Echeverry, Eduardo Mejía, Iván Lafaurie, Néstor Vargas, ya fallecido, el Chino Lafaurie, Sergio y Celia Bausulli, Estrellita Nieto, otro gran amigo de mi adolescencia es Fuad Char, juntos hicimos parte de la corte de honor del matrimonio de Alfonso Barbosa y Cielito Condri; también recuerdo con cariño a Fedorita Escolar, reina del Carnaval, que ha asistido a tres de mis matrimonios; Cristo García, dueño de Foto Sparta, fui su primera modelo cuando hacía sus pininos en la fotografía, hoy es un gran imperio; Roberto Manzur, hombre de gran corazón y alma caritativa; otro a quien nunca olvidaré es a Jabid Char, un ser maravilloso y especial; la Wipi Segura, ella fue reina de belleza de Bolívar casada con un muchacho muy guapo de apellido Marulanda, vivieron en Bogotá en una casa grandísima, divina, donde reunían todos los amigos, como Alejandro Obregón, los personajes de la época, y también iba Andrés Pastrana, el actual presidente de Colombia. No me considero ninguna Lewinsky, por favor, con el mayor respeto que Andrés se merece, fuimos muy amigos y por él conocí el Palacio Presidencial, su padre era presidente en ese momento, una persona muy deferente conmigo, fue una amistad bonita que dio mucho placer y en un libro que le dediqué a él que se llama Los inicios de la prensa, pero no era la colección de la prensa de ellos, en ese libro sin ser bruja le pronostiqué que iba a ser alcalde de Bogotá y presidente de Colombia, apenas estaba empezando a hacer sus pinitos políticamente, un hombre brillante, eso se lo dije hace más de 12 años a todo pulmón en el restaurante La Fragata en Bogotá, y luego cuando él vino a Barranquilla, en la primera campaña a la Presidencia donde fue perdedor, y yo fui al hotel Majestic a saludarlo, al igual que al Country Club a la casa comando.

Continuará…

Por Édgar García Ochoa