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El partido de fútbol que Colombia disputa hoy contra Chile en el Estadio Metropolitano Roberto Meléndez convertirá a Barranquilla, una vez más, en la capital emocional del país. A diferencia de las siete ocasiones anteriores en que la Amarilla ha jugado en la capital atlanticense dentro de la fase clasificatoria para el Mundial 2014, esta vez el acontecimiento reviste una trascendencia especial, ya que, con un simple empate, Colombia conseguiría su tiquete para un Mundial, cosa que no sucede desde hace 16 largos años. Exactamente, desde aquel memorable 10 de septiembre de 1997, en que Wilmer Cabrera sentenció el uno a cero contra Venezuela que despejó el camino para el Mundial de Francia.

Desde 1989, Barranquilla ha servido como sede de los partidos clasificatorios de la Selección Colombia en cinco ocasiones, y la verdad es que el matrimonio entre la Amarilla y la capital del Atlántico ha funcionado bastante bien. En tres eliminatorias (para los Mundiales 90, 94 y 98) la Selección ha logrado la clasificación, un sueño que puede cumplirse hoy por cuarta vez. Para ello no es necesario invocar milagros. Basta tan solo que no fallen las frías estadísticas: desde que Pékerman tomó las riendas de la Selección, esta ha ganado todos los partidos que ha jugado en Barranquilla, con un balance contundente de 14 goles a favor y ninguno en contra.

Todas las condiciones, incluido el clima, están dadas, pues, para que la Amarilla doblegue a la selección chilena, y Colombia entera prorrumpa en un estallido de júbilo que no ha vivido desde el inolvidable cabezazo de Wilmer Cabrera.

Tal como ha sucedido en los encuentros anteriores, los muchachos de Pékerman serán los depositarios de toda la carga emocional de un país que intenta por todos los medios escapar de una realidad de dificultades y padecimientos cotidianos. En ese sentido, es importante que si Colombia gana, como anhelamos, los ánimos no se desborden y la jornada quede grabada en la memoria de los colombianos sin que se la pueda asociar a ningún hecho lamentable.

Al margen de las consideraciones estrictamente deportivas, el partido de hoy ha puesto de manifiesto, una vez más, la capacidad que ha desarrollado Barranquilla para albergar grandes eventos de toda índole. Las autoridades han desarrollado un minucioso dispositivo de seguridad y movilidad, en el que participarán casi 6.000 policías. Además, la Alcaldía ha instalado cinco pantallas gigantes en distintos puntos de la ciudad para que aquellos que, por cualquier motivo, no vayan al estadio, puedan seguir el partido.

No solo se ha esmerado la administración pública. Hoteles, restaurantes y otros establecimientos de ocio se han movilizado para acoger de la mejor manera posible a los miles de visitantes que se encuentran en la ciudad con motivo del partido. Pero si Barranquilla atrae la atención de todo el país como una ciudad idónea para acoger acontecimientos de gran envergadura se debe, sobre todo, a la proverbial hospitalidad de sus habitantes. Esta tarde, cuando Colombia gane su pase al Mundial de Brasil, Barranquilla habrá demostrado por qué no existe mejor ciudad para ser denominada la ‘Casa de la Selección’.